El destino del Mundo
Dios creó nuestra historia y a ÉL nos debemos
domingo, 6 de marzo de 2016
LA DEDICACION
COMO cuarenta días después del nacimiento de Jesús,
José y María le llevaron a Jerusalén, para presentarle al
Señor y ofrecer sacrificio. Ello estaba de acuerdo con la ley
judaica, y como substituto del hombre, Jesús debía
conformarse a la ley en todo detalle. Ya había sido
sometido al rito de la circuncisión, en señal de su
obediencia a la ley.
Como ofrenda a favor de la madre, la ley exigía un
cordero de un año como holocausto, y un pichón de
paloma como ofrenda por el pecado. Pero la ley estatuía
que si los padres eran demasiado pobres para traer un
cordero, podía aceptarse un par de tórtolas o de pichones
de palomas, uno para holocausto y el otro como ofrenda
por el pecado.
Las ofrendas presentadas al Señor debían ser sin
mácula. Estas ofrendas representaban a Cristo, y por ello
es evidente que Jesús mismo estaba exento de toda
deformidad física. Era el "cordero sin mancha y sin
contaminación.” (1 Pedro 1: 19) Su organismo físico no era
afeado por defecto alguno; su cuerpo era sano y fuerte. Y
durante toda su vida vivió en conformidad con las leyes de
la naturaleza. Tanto física como espiritualmente, era un
ejemplo de lo que Dios quería que fuese toda la
humanidad mediante la obediencia a sus leyes.
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