El destino del Mundo

Dios creó nuestra historia y a ÉL nos debemos

martes, 30 de mayo de 2017

Devoción Matutina Adultos Oración y valor moral

SE REQUIERE VALOR moral para ponerse del lado de la observancia de los mandamientos del Señor. Un opositor de la verdad dijo en cierta ocasión que únicamente las personas de mente débil, necias e ignorantes se apartarían de las iglesias para observar el sábado como día de reposo. Pero un pastor que había aceptado la verdad replicó: «Si usted piensa que solo los débiles de mente actúan así, inténtelo usted». El acto de colocarse en el lado impopular requiere de valor moral, firmeza, decisión, perseverancia y mucha oración.

Debemos estar agradecidos porque ahora podemos acudir a Cristo tal como antaño acudían a él en el templo los pobres y los dolientes. Esperamos que esta casa sea una casa de oración, y que todos los que entren en ella se den cuenta de que lo hacen para reunirse con Dios. Cristo dijo: «Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mat.18: 20). Nosotros no esperamos poder proveerles siempre un pastor, así que ustedes deben echar sus propias raíces. Necesitan aprender a beber por ustedes mismos de la fuente de la vida. Ustedes no se han atrevido a pisotear los mandamientos de Dios, y se han colocado de parte de la verdad impopular, así que ahora dejen que fluyan los resultados. ¿Creen que el Salvador se apartará y los dejará luchar solos? Jamás. Pero él nunca les dijo a sus discípulos que no experimentarían pruebas, que no tendrían que manifestar un espíritu de abnegación ni realizar sacrificios. El Maestro fue un «varón de dolores, experimentado en sufrimiento» (Isa. 53: 3). «Ya conocen la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que aunque era rico, por causa de ustedes se hizo pobre, para que mediante su pobreza ustedes llegaran a ser ricos» (2 Cor. 8: 9, NVI). Demos gracias a Dios porque por medio de su pobreza podemos llamar a Dios nuestro Padre.

La pobreza está por apoderarse del mundo, y habrá un tiempo de angustia como nunca ha habido hasta ahora. Habrá guerras y rumores de guerras, y la angustia invadirá toda la humanidad. Es posible que ustedes tengan que sufrir ansiedad; es posible que algunas veces pasen hambre; pero Dios no los olvidará. Él probará la fe de ustedes. No debemos vivir para agradarnos. Estamos aquí para dar a conocer a Cristo al mundo, para representarlo a él y su poder ante la humanidad. […]


Cristo nos está probando hoy para ver si seremos obedientes a la ley de Dios como él lo fue, y así adaptarnos al ambiente celestial. Dios quiere un pueblo leal










El canon de la Biblia: ¿cómo se formó?

De todos los libros conocidos en la historia humana, ninguno es tan singular en su origen, tan maravilloso en sus afirmaciones, tan dinámico en sus promesas, o tan abarcante en su mensaje como lo es la Biblia. No es un libro común. Es más, no es un libro solo, sino una biblioteca con 39 libros en el Antiguo Testamento y 27 en el Nuevo.

Su composición llevó siglos, y su autoridad viene durando más todavía. El primero de los 40 autores bíblicos (Moisés) está separado del último (Juan) por unos 1.600 años. Los autores proceden de diversas profesiones y recibieron educación en todos los niveles concebibles, desde el más alto hasta el más bajo. Difirieron en su condición y ocupación: Algunos fueron ganaderos, pastores, soldados y pescadores; otros fueron reyes, legisladores, estadistas, cortesanos, sacerdotes, poetas y médicos.
Era inevitable que sus estilos literarios reflejasen las diferencias entre ellos. Algunos redactaron leyes; otros, poesía religiosa, y otros más, historia. Algunos emplearon prosa lírica; otros poesía lírica; unos escribían parábolas y alegorías, y otros biografías o diarios y memorias personales. Algunos escribieron profecía, y otros simplemente correspondencia personal.
Con toda esta diversidad, ¿cómo fue que los 66 libros llegaron a ser considerados lo suficientemente especiales o divinamente inspirados para ser incluidos en lo que hoy llamamos el “Canon” de la Biblia?
Lo primero que tenemos que entender aquí es que ningún individuo ni grupo de individuos compiló la Biblia. La Biblia fue creciendo. Este principio se aplica tanto al Antiguo como al Nuevo Testamentos. El principio unificador que hace de la Biblia algo santo, diferente y orgánicamente viviente es Cristo mismo, quien trae salvación. Al contemplar el proceso por el cual se escribieron estos libros y llegaron a ser aceptados como inspirados, notamos que Aquel que es este principio unificador, estaba obrando también.
El canon del Antiguo Testamento
“Pocos son los que se dan cuenta”, escribió George Smith, “que la Iglesia de Cristo posee una garantía superior para el canon del Antiguo Testamento que para el Nuevo”.1 Esta garantía superior consiste en la relación que Jesucristo estableció entre él mismo y los libros del Antiguo Testamento. Con frecuencia los citó como fuente de su autoridad. Tras la resurrección, les dijo a sus discípulos que la cruz y todo lo que le había ocurrido no era más que el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento. De hecho, hay profecías mesiánicas intercaladas en todo el Antiguo Testamento. Obviamente, el Nuevo Testamento no recibió el mismo peso de la autoridad de Jesucristo porque todavía no había sido escrito.
La autoridad del Antiguo Testamento fue aceptada por el pueblo al que estaba destinado —Israel— mucho antes de la llegada del Mesías. Bastará un ejemplo. En el curso de una limpieza del templo durante el reinado de Josías, se encontró “el libro de la ley” por mucho tiempo descuidado. El libro fue presentado al rey, quien lo leyó. Se dio cuenta de que se había extraviado debido a la indiferencia de sus predecesores. En épocas anteriores se lo mantenía en el tabernáculo, después en el templo, y los sacerdotes lo leían frecuentemente. El rey solía toner un segundo ejemplar. La recuperación del libro de la ley fue considerada por Josías y los cronistas posteriores como un evento de gran importancia. El rey leyó en alta voz al pueblo algunos pasajes tomados de Levítico 26 y Deuteronomio 28 y 29. De esto se deduce que el “libro de la ley” representaba los primeros cinco libros de la Biblia o al menos parte de ellos. El redescubrimiento de este libro fue el motivador de la reforma que ocurrió durante su reinado.
Durante los 70 años del exilio babilónico, las palabras de los profetas fueron muy apreciadas. Judá como nación dejó de existir, incluyendo su capital y su templo. Pero todavía existían el libro de la ley y los libros de los profetas.
El Talmud judío afirma que Esdras, quien dirigía al pueblo al final del exilio en Babilonia, emprendió la recopilación y el cuidado del texto de la Ley y los Profetas. También sugiere que se convocó una “gran sinagoga” (asamblea) y que por algunos años toda la Ley, los Profetas y los Escritos fueron examinados y evaluados. Además de la obra de Esdras mismo, muchos estudiosos han sugerido que miembros de esta gran asamblea hicieron trabajo editorial.
Los libros del Antiguo Testamento se dividen comúnmente en cuatro secciones: el Pentateuco (los libros de Moisés), los libros históricos (Josué a Ester), los cinco libros de poesía y ética (Job a Cantares) y los libros de los profetas (Isaías a Malaquías).
El trabajo de conformar lo que llamamos el Antiguo Testamento había comenzado, gracias a Esdras y la Gran Sinagoga, ya por el 450 a.C. La mayoría de los estudiosos acepta hoy que, para tiempos de Cristo, el Antiguo Testamento existía en la forma delineada arriba.
Tras la caída de Jerusalén en el año 70 d.C. hubo bastante discusión sobre el canon bíblico. Un rabino llamado Yochanan ben Zakkai obtuvo permiso de las autoridades romanas para abrir una academia rabínica en Jamnia en la que se discutió el contenido del canon inspirado. El debate se centró en cuatro libros que algunos consideraban marginales: Proverbios, Eclesiastés, Cantares y Ester. Después de tratar los pros y contras, los eruditos acordaron incluirlos con los demás libros en el canon. De hecho, “los libros que decidieron reconocer como canónicos ya eran generalmente aceptados, aunque se habían levantado preguntas sobre ellos. Los que rehusaron aceptar nunca habían sido incluidos. Nunca expurgaron del canon ningún libro previamente aceptado”.2
La academia rabínica de Jamnia no invistió los libros de lo que llamamos el Antiguo Testamento con autoridad por el hecho de incluirlos en alguna lista sagrada. Los incluyeron en la lista —o canon— porque ya estaban reconocidos como inspirados por Dios, autoritativos, y lo habían sido, en la mayoría de los casos, ya por siglos.
Un contemporáneo de Jesucristo, Filón de Alejandría, aceptó el canon del Antiguo Testamento en la forma reconocida hoy. Lo mismo ocurre con Flavio Josefo, autor del siglo primero. La lista más antigua de libros del Antiguo Testamento fue redactada por Melitón, obispo de Sardis, por el 170 d.C., y está preservada en el cuarto volumen de la Historia eclesiástica de Eusebio de Cesarea.3
El canon del Nuevo Testamento 
El Nuevo Testamento tiene tres categorías de libros: los narrativos (los cuatro evangelios y Hechos), las epístolas y un libro apocalíptico, el Apocalipsis de San Juan.
Aunque llevó sólo unos 50 años escribir los libros del Nuevo Testamento, darle la forma que tiene actualmente llevó mucho más. No encontramos antes del 367 una enumeración de libros exactamente con la forma actual. Esta lista aparece en una carta pascual de un obispo cristiano, Atanasio.
Durante los dos siglos y medio transcurridos entre la finalización del último libro del Nuevo Testamento y la lista de Atanasio hubo mucha discusión sobre qué libros debieran ser o no incluidos en el canon. El Antiguo Testamento era la Sagrada Escritura de los primeros cristianos. Gradualmente algunos escritos cristianos fueron colocados a la par del Antiguo Testamento, “no por algún decreto de un concilio sino por el consenso de los creyentes; la intuición espiritual de la Iglesia vino a decidir paulatinamente cuáles de sus escritos debieran ser considerados ‘canónicos’”.4
¿Qué produjo “el consenso de los creyentes”? ¿Qué informó la “intuición espiritual de la iglesia”? Los libros descartados del canon del Antiguo Testamento llegaron a ser llamados “apócrifos”. Otro grupo de libros mal adjudicados —los pseudoepigráficos— también fue descartado. Los apócrifos contienen historia y dichos sapienciales. Los pseudoepigráficos contienen mucho de magia y poca historia. Al examinar los libros descartados del Nuevo Testamento —los apócrifos— nuevamente detectamos la acción de una influencia guiadora sobrenatural.
Los libros incluidos fueron aquellos reconocidos como inspirados por Dios y capaces de ayudar espiritualmente a los seres humanos y dar a conocer a Cristo. Se los reconoció como escritos por hombres cercanos a Jesús e implicados en la gran aventura del primer siglo que llevó el evangelio a los límites del mundo entonces conocido.
Un contemporáneo griego de Atanasio habló del “eco de una gran alma” que él declaraba percibir en los libros canónicos del Nuevo Testamento. William Barclay, el renombrado estudioso del Nuevo Testamento, dice: “El timbre de sublimidad se percibe en los libros del Nuevo Testamento. Llevan la grandeza impresa en sus rostros. Son autoevidentes”.
Cuando el traductor bíblico J. B. Phillips comparó los libros del Nuevo Testamento “con los escritos que fueron excluidos del Nuevo Testamento por los antiguos Padres” no pudo menos que “admirar su sabiduría”. Afirmó: “Probablemente la mayor parte de la gente no ha tenido la oportunidad de leer los ‘evangelios’ y las ‘epístolas’ apócrifos, como lo han hecho los estudiosos. Sólo puedo decir que en tales escritos respiramos una atmósfera de magia y fantasía, de mito y fábula. En toda la tarea de traducir el Nuevo Testamento, no importa cuán grande fuera el desafío, nunca llegué a sentir que se me arrastraba a un mundo hechizado, embrujado y sometido a poderes mágicos tales como abundan en los libros rechazados del Nuevo Testamento. Fue ese sentimiento de fe y confianza lo que me llevó a la convicción, difícil de expresar con palabras, que estamos frente a lo genuino y auténtico”.5
El argumento de la “autoevidencia” se hace más convincente al leer uno mismo los libros que casi entraron en el Nuevo Testamento, pero no lo lograron; libros cuyos autores quisieron que fuesen aceptados y no lo fueron. En el siglo II se escribió una serie de libros llamados “evangelios de la infancia”. Los cuatro evangelios canónicos no nos dan detalles de la primeras tres décadas de la vida de Jesús hasta el comienzo de su ministerio público. Estos “evangelios de la infancia” se propusieron llenar ese vacío.
El llamado “evangelio de Tomás” supuestamente contiene un registro de la infancia de Jesús. El niño Jesús, mientras juega, aparece creando del barro pajaritos con vida, y haciendo caer muerto a un chico que “vino corriendo y se estrelló contra su hombro”. A Jesús, como aprendiz de carpintero, se lo presenta estirando las vigas de madera que no alcanzaban la medida como si fueran de goma, y ejerciendo toda una serie de poderes mágicos totalmente inútiles.
Nadie puede confundir una cosa así con la verdadera Biblia. De hecho, la Escritura es autoevidente. Cuando se comparan los evangelios con estos libros, se hace claro por qué algunos libros quedaron adentro y otros fuera, sin apelación. La línea es claramente definida y no cabe discusión.
Se tuvo mucho cuidado en asegurar que los autores de los libros canónicos hubieran conocido a Jesús personalmente. La señal distintiva de estos hombres era su preocupación de demostrar que el Jesús que verdaderamente hizo estas cosas en el pasado era el mismo Cristo viviente que sigue haciéndolas.
En el libro de Hechos de los Apóstoles, cada uno de los sermones termina destacando la realidad de la resurrección. Para el Nuevo Testamento Jesús sobre todo es el Cristo viviente. Por cuanto los evangelistas estaban hablando de este Jesús viviente, dieron una cantidad desproporcionada de espacio a la última semana antes de la crucifixión y resurrección. El interés central de los discípulos, de la cristiandad y su teología, es la muerte y resurrección de Jesús. Los libros que no hicieron de esto su interés central simplemente fueron dejados de lado o deliberadamente excluidos.
“Bien podemos creer”, dice el profesor F. F. Bruce, “que aquellos antiguos cristianos actuaron con una sabiduría mayor que la suya propia en este asunto, no sólo por lo que aceptaron, sino por lo que rechazaron”. “Lo que es de destacar especialmente es que el canon del Nuevo Testamento no fue delimitado por el decreto arbitrario de ningún concilio. Cuando por último el concilio eclesiástico —el sínodo de Hipona en el 393— elaboró una lista con los 27 libros del Nuevo Testamento no les confirió con ello ninguna autoridad que no poseyesen hasta entonces, sino simplemente registró su canonicidad establecida previamente”.6
En resumen, el proceso por el cual los libros del Nuevo Testamento llegaron a ser aceptados como inspirados por Dios fue, esencialmente, el mismo que llevó a la aceptación de los del Antiguo. Estos dos libros, la Biblia de los apóstoles y la Biblia que escribieron los apóstoles, unidos llegaron a abarcar lo que los cristianos aceptan como la Palabra escrita de Dios, el principio unificador de la cual es Cristo mismo, quien trae salvación. De ese modo la Biblia, la Palabra inspirada, tiene su origen, autoridad y genuinidad enraizada en Cristo, la Palabra (Verbo) encarnada


domingo, 28 de mayo de 2017

Devoción Matutina Adultos Noches en oración

LA MAJESTAD DEL CIELO, mientras se ocupaba de su ministerio terrenal, oraba mucho a su Padre. Frecuentemente pasaba toda la noche postrado en oración. A menudo su espíritu se entristecía al sentir los poderes de las tinieblas de este mundo, y dejaba la bulliciosa ciudad y el ruidoso gentío, para buscar un lugar apartado para sus oraciones intercesoras. El monte de los Olivos era el refugio favorito del Hijo de Dios para sus devociones. Frecuentemente después de que la multitud lo había dejado para retirarse a descansar, él no descansaba, aunque se sentía agotado por la labor del día. En el Evangelio de Juan leemos: «Cada uno se fue a su casa, pero Jesús se fue al monte de los Olivos» (Juan 7: 53-8: 1). Mientras la ciudad estaba sumida en el silencio, y los discípulos habían regresado a sus hogares para descansar, Jesús no dormía. Sus ruegos ascendían a su Padre desde el monte de los Olivos pidiendo que sus discípulos fuesen guardados de las malas influencias que enfrentarían a diario en el mundo, y para que su propia alma pudiera ser fortalecida y revitalizada para enfrentar las obligaciones y las pruebas del día siguiente. Mientras que sus discípulos dormían, su divino Maestro pasaba toda la noche orando. El rocío y la escarcha de la noche caían sobre su cabeza inclinada en oración. Él dejó su ejemplo para sus seguidores.


Cristo, mientras se ocupaba de su misión, se dedicaba frecuentemente y sinceramente a la oración. No siempre visitaba el monte de los Olivos pues sus discípulos conocían su refugio favorito, y a menudo lo seguían. Elegía la quietud de la noche cuando nadie lo interrumpía. Jesús podía sanar a los enfermos y resucitar a los muertos. Él mismo era una fuente de bendición y fortaleza. Mandaba aun a las tempestades, y ellas le obedecían. Ni el pecado ni la corrupción lo habían podido contaminar; sin embargo oraba, y a menudo lo hacía con profundo llanto y lágrimas. Oraba por sus discípulos y por sí mismo, identificándose con nuestras necesidades, nuestras debilidades y nuestros fracasos, que son tan característicos de nuestra humanidad. Pedía con poder, sin poseer las pasiones de nuestra naturaleza humana caída, pero provisto de debilidades similares, «tentado en todo según nuestra semejanza» (Heb. 4: 15). Jesús sufrió una agonía que requería la ayuda y el apoyo de su Padre.





jueves, 25 de mayo de 2017

¿CUAL ES LA VERDADERA CURACION DEL SER HUMANO?

Beber sin agotarla jamás. La religión es la verdadera ciencia de la curación.- La religión es un principio del corazón, no una palabra mágica o un truco de la mente. Miren sólo a Jesús. Esta es la única esperanza, y la de los esposos, de obtener la vida eterna. Esta es la verdadera ciencia de la curación para el cuerpo y el alma. La mente no debe tener como centro a ningún ser humano, sino sólo a Dios.-  El amor por el Redentor disipa los miasmas.- La mente está nublada por la malaria sensual. Los pensamientos necesitan purificación. ¡Qué no podrían haber sido los hombres y las mujeres si hubieran comprendido que la manera  como se trata el cuerpo es de vital importancia para el vigor y la pureza de la mente y el corazón! El verdadero cristiano participa de experiencias que producen santificación. Queda sin una mancha de culpa en la conciencia, sin una mancha de corrupción en el alma. La espiritualidad de la ley de Dios, con sus principios restrictivos, penetra en su vida. La luz de la verdad irradia su entendimiento. Un resplandor de perfecto amor por el Redentor despeja el miasma que se ha interpuesto entre su alma y Dios. La voluntad de Dios se ha convertido en su voluntad: pura, elevada, refinada y santificada. Su rostro revela la luz del cielo. Su cuerpo es templo adecuado para el Espíritu Santo. La santidad adorna su carácter. Dios puede tener comunión con él, pues el alma y el cuerpo están en armonía con Dios.-  El amor de Cristo es un poder vitalizador.- El amor que Cristo infunde a todo nuestro ser es un poder vivificante. Da salud a cada una de las partes vitales: el cerebro, el corazón y los nervios. Por su medio las energías más potentes de nuestro ser despiertan y entran en actividad. Libra el alma de culpa y tristeza, de la ansiedad y congoja que agotan las fuerzas de la vida. Con él vienen la serenidad y la calma. Implanta en el alma un gozo que nada en la tierra puede destruir: el gozo que hay en el Espíritu Santo, un gozo que da salud y vida.-.

Saludos
Eliseo Cuesta






Devoción Matutina Adultos Que las reuniones de oración no sean cansonas

LAS REUNIONES de oración deben ser los cultos más interesantes de todos, pero con frecuencia son mal dirigidas. Muchos asisten a la predicación, pero descuidan la reunión de oración. Hemos de reflexionar en esto. Se debe pedir sabiduría a Dios, y se han de hacer planes para dirigir las reuniones de manera que sean interesantes y atractivas. La gente tiene hambre del pan de vida. Si lo encuentra en la reunión de oración, irá para recibirlo.

Las oraciones y los discursos largos y triviales no cuadran en ningún lugar, y mucho menos en la reunión de testimonios. Se permite que los más osados y los que están siempre listos para hablar impidan a los tímidos y retraídos que den su testimonio. Los más superficiales son generalmente los que tienen más que decir. Sus oraciones son largas y mecánicas. Cansan a los ángeles y a la gente que los escucha. Las oraciones deben ser cortas y al punto. Si alguien quiere ofrecer una oración larga que lo haga en su habitación, en privado. Dejemos al Espíritu de Dios entrar en nuestro corazón, y él apartará toda árida formalidad.— Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 74.

Cristo inculcó en sus discípulos la idea de que sus oraciones debían ser cortas y expresar exactamente lo que querían, y nada más. Les indicó la longitud y el contenido que debían caracterizar sus oraciones; debían expresar sus deseos de bendiciones temporales y espirituales, y su gratitud por las mismas. ¡Cuán abarcante es esta oración modelo! Se refiere a la necesidad real de todos. Uno o dos minutos bastan para cualquier oración común. Hay casos en que el Espíritu de Dios nos dicta la oración en una forma especial, cuando se eleva la súplica en el Espíritu. El alma anhelante siente agonía y gime en busca de Dios. El espíritu lucha como luchó Jacob, y no quiere descansar sin manifestaciones especiales del poder de Dios. Así quiere Dios que sea.


Pero muchos elevan oraciones improductivas, como si fueran sermones. Oran a los seres humanos y no a Dios. Si estuvieran orando a Dios y comprendieran realmente lo que están haciendo, se alarmarían por su atrevimiento; porque dirigen un discurso al Señor a modo de oración, como si el Creador del universo necesitara información especial sobre temas generales relacionados con las cosas que suceden en el mundo. Esta clase de oraciones son como «metal que resuena y címbalo que retiñe» (1 Cor. 13: 1). No son anotadas en el cielo. Los ángeles de Dios se cansan de ellas, tanto como los mortales que están obligados a escucharlas.



domingo, 21 de mayo de 2017

Devoción Matutina Adultos ¿Por cuáles cosas debemos orar?

Devoción Matutina Adultos ¿Por cuáles cosas debemos orar?

MUCHOS SON LOS que, aunque se esfuerzan por guardar los mandamientos de Dios, tienen poca paz y alegría. Ese vacío en su experiencia es el resultado de no ejercer la fe. Caminan como si estuvieran en una tierra salitrosa, o en un desierto. Exigen poco, cuando podrían pedir mucho, ya que las promesas de Dios son ilimitadas. No representan correctamente la santificación que se obtiene mediante la obediencia. El Señor desea que todos sus hijos sean felices, llenos de paz y obedientes. Mediante el ejercicio de la fe, el creyente llega a poseer esas bendiciones. Mediante ella puede suplirse cada deficiencia del carácter, purificarse cada contaminación, corregirse cada falta, desarrollarse cada excelencia.

La oración es el medio ordenado por el cielo para obtener éxito en el conflicto con el pecado y desarrollar el carácter cristiano. Las influencias divinas que vienen en respuesta a la oración de fe, efectuarán en el alma del suplicante todo lo que pide. Podemos pedir perdón por el pecado, podemos pedir el Espíritu Santo, un temperamento semejante al de Cristo, sabiduría y poder para realizar su obra, o cualquier otro don que él ha prometido; y la promesa es: «Se les dará» (Mat. 7: 7, NVI).

Fue en el monte con Dios donde Moisés contempló el modelo de aquel maravilloso edificio donde debía morar su gloria. Es en el monte con Dios —en el lugar secreto de comunión— donde nosotros podemos contemplar su glorioso ideal para la humanidad. En todas las edades, mediante la comunión con el cielo, Dios ha cumplido su propósito para sus hijos, desarrollando gradualmente ante sus mentes las doctrinas de la gracia. Su manera de impartir la verdad se ilustra con las siguientes palabras: «Tan cierto como que sale el sol» (Ose. 6: 3, NVI). El que se coloca donde Dios puede iluminarlo, alcanza, por decirlo así, desde la oscuridad parcial del alba hasta la plena luz del mediodía.


La verdadera santificación significa amor perfecto, obediencia perfecta y conformidad perfecta a la voluntad de Dios. Somos santificados por Dios mediante la obediencia a la verdad. Nuestra conciencia debe ser purificada de las obras de muerte sirviendo al Dios viviente. Todavía no somos perfectos; pero es nuestro privilegio separarnos de los lazos del yo y del pecado y avanzar hacia la perfección



jueves, 18 de mayo de 2017

Devoción Matutina Adultos Oración y promesas


LA LLAVE DE LOS DEPÓSITOS CELESTIALES

«Por medio de estas cosas nos ha dado sus promesas, que son muy grandes y de mucho valor, para que por ellas lleguen ustedes a tener parte en la naturaleza de Dios». 2 Pedro 1: 4, DHH

CUANDO SUPLICAMOS al Señor que se compadezca de nosotros en nuestras aflicciones y que nos guíe mediante su Santo Espíritu, no desoirá nuestra petición. Es posible que aun un padre se aleje de su hijo hambriento, pero Dios no podrá nunca rechazar el clamor del corazón menesteroso y anhelante. ¡Con qué ternura maravillosa describió su amor! A los que en días de tinieblas sientan que Dios no cuida de ellos, este es el mensaje del corazón del Padre: «Pero Sion dijo: “El Señor me ha abandonado; el Señor se ha olvidado de mí”. ¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? ¡Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré! Grabada te llevo en las palmas de mis manos» (Isa. 49: 14-16, NVI).

Toda promesa de la Palabra de Dios viene a ser un motivo para orar, pues su cumplimiento nos ha sido garantizado por la palabra empeñada por el señor. Tenemos el privilegio de pedir por medio de Jesús cualquier bendición espiritual que necesitemos. Podemos decir al Señor exactamente lo que necesitamos, con la sencillez de un niño. Podemos exponerle nuestros asuntos temporales, y suplicarle pan y vestido, así como el pan de vida y el manto de la justicia de Cristo. Nuestro Padre celestial sabe que necesitamos todas estas cosas, y nos invita a pedírselas. En el nombre de Jesús es como se recibe todo favor. […]

No olvidemos, sin embargo, que al acercarnos a Dios como a un Padre, reconocemos nuestra relación con él como hijos. No solamente nos fiamos en su bondad, sino que nos sometemos a su voluntad en todas las cosas, sabiendo que su amor no cambia. Nos consagramos para hacer su obra. A quienes había invitado a buscar primero el reino de Dios y su justicia, Jesús les prometió: «Pidan y recibirán» (Juan 16: 24, NVI).


Los dones de Aquel que tiene todo poder en el cielo y en la tierra esperan a los hijos de Dios. Todos los que acudan a Dios como niñitos recibirán y gozarán dádivas preciosísimas pues las proveyó el costoso sacrificio de la sangre del Redentor, dones que satisfarán el anhelo más profundo del corazón, regalos permanentes como la eternidad. Aceptemos como dirigidas a nosotros las promesas de Dios. Presentémoslas ante él como sus propias palabras, y recibiremos la plenitud del gozo





lunes, 15 de mayo de 2017

Devoción Matutina Adultos Hermosas oraciones

HASTA ENTONCES, los discípulos no conocían los recursos y el poder limitado del Salvador. Él les dijo: «Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre» (Juan 16: 24, NVI). Explicó que el secreto de su éxito consistiría en pedir fuerza y gracia en su nombre. Estaría delante del Padre para pedir por ellos. La oración del humilde suplicante es presentada por él como su propio deseo en favor de aquella alma. Cada oración sincera es oída en el cielo. Tal vez no sea expresada con fluidez; pero si procede del corazón ascenderá al santuario donde Jesús ministra, y él la presentará al Padre sin balbuceos, hermosa y fragante con el incienso de su propia perfección.

La senda de la sinceridad e integridad no es una senda libre de obstáculos, pero en toda dificultad hemos de ver una invitación a orar. Nadie tiene poder que no haya recibido de Dios, y la fuente de donde proviene está abierta para el ser humano más débil. «Y todo lo que pidan al Padre en mi nombre —dijo Jesús—, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo piden en mi nombre, yo lo haré» (Juan 14: 13-14, RVC).

Cristo ordenó a sus discípulos que oraran en su nombre. En el nombre de Cristo hemos de comparecer ante el Padre. Por el sacrificio hecho en nuestro favor Dios nos tiene en alta estima. Se nos considera valiosos a causa de la justicia de Cristo. Por causa de Cristo, el Señor perdona a los que le temen. No ve en ellos la vileza del pecador sino que reconoce en ellos la semejanza de su Hijo en quien creen.


El Señor se entristece cuando su pueblo se tiene en estima demasiado baja. Desea que su heredad escogida se estime según el valor que él le ha atribuido. Dios nos ama; de lo contrario no habría mandado a su Hijo a una empresa tan costosa para redimirnos. Tiene una tarea para cada uno de nosotros y le agrada cuando le dirigimos las más elevadas demandas a fin de glorificar su nombre. Podemos esperar grandes cosas si tenemos fe en sus promesas.



jueves, 11 de mayo de 2017

Devoción Matutina Adultos | Lo que debemos aprender sobre la oración


PERO [EL SALVADOR] SABÍA también que el padre, en su interior, se había impuesto ciertas condiciones para creer en Jesús. A menos que se le concediera lo que iba a pedirle, no lo recibiría como el Mesías. […]

Sin embargo, el noble tenía cierto grado de fe; pues había venido a pedir lo que le parecía la más valiosa de todas las bendiciones. Jesús tenía un don mayor que otorgarle. No solo deseaba sanar al niño, sino hacer participar al oficial y su casa de las bendiciones de la salvación, y encender una luz en Capernaúm, que había de ser pronto campo de sus labores. […]

El oficial deseaba conocer más de Cristo, y al oír más tarde sus enseñanzas, él y toda su familia llegaron a ser discípulos suyos. Su aflicción dio paso a la conversión de toda su familia. Las noticias del milagro se difundieron; y en Capernaúm, donde Cristo realizó tantas obras maravillosas, quedó preparado el terreno para su ministerio personal.

El que bendijo al noble en Capernaúm, quiere hoy bendecirnos también. Pero como el padre afligido, a veces buscamos a Jesús procurando algún beneficio terrenal; y nuestra confianza en él depende de que nos conceda nuestras peticiones. El Salvador anhela darnos una bendición mayor que la que solicitamos; y retarda su respuesta a fin de poder mostrarnos el mal que hay en nuestro corazón y nuestra profunda necesidad de su gracia. Desea que renunciemos al egoísmo que nos induce a buscarlo. Confesando nuestra impotencia y nuestra imperante necesidad, debemos confiar completamente en su amor.

El oficial quería ver el cumplimiento de su oración antes de creer; pero tuvo que aceptar la afirmación de Jesús de que su petición había sido oída y el beneficio otorgado. Nosotros también tenemos que aprender esta lección. Nuestra fe en Cristo no debe radicar en que veamos o sintamos que él nos oye. Debemos confiar en sus promesas. Cuando acudimos a él con fe, toda petición alcanza el corazón de Dios. Cuando hemos pedido su bendición, debemos creer que la recibimos y agradecerle de que la hemos recibido. Luego debemos atender nuestros deberes, seguros de que la bendición se realizará cuando más la necesitemos. Cuando hayamos aprendido a hacer esto, sabremos que nuestras oraciones son contestadas. Dios obrará por nosotros «mucho más abundantemente de lo que pedimos», «conforme a las riquezas de su gloria», y «según la acción de su fuerza poderosa»






El estado de los muertos

INTRODUCCIÓN
El tema del estado de los muertos es un asunto que debemos reflexionar y conocer a la saciedad de manera especial en estos días en donde los ataques y engaños de Satanás se recrudecen más y más. Es un tema que ha captado la mente de los seres humanos a lo largo de la historia de las civilizaciones. Todas las religiones de alguna u otra manera asumen una posición para tratar de explicar este mal que nos acontece a todos. De hecho, la inmensa mayoría de las religiones existen precisamente para tratar de buscar algún tipo de explicación y consuelo ante la tragedia de la muerte la cual el hombre ha sido incapaz de resolver por sí mismo. Es por esto que no es de extrañarse que muchos templos para la adoración, a través del mundo, se sitúen en derredor de los cementerios. Tampoco nos debe sorprender que en los distintos cementerios se haga alusión directa a las creencias religiosas del difunto en cuanto al tema de la muerte. En otras palabras el tema de la muerte suele ser explicado dentro del ámbito religioso, por ser considerado un tema que va mas allá del marco de la comprensión racional humana.
Por lo que aparenta todas las religiones del mundo parecen haber sucumbido a la primera mentira satánica pronunciada en el huerto del Edén cuando la serpiente le dijo a Eva: “No morirás”. Esta mentira no se pudo sostener empíricamente luego de que la humanidad presenciara la eventual muerte de la primera pareja y de todos los seres que han nacido sobre el planeta, por lo que tuvo que sufrir una transformación para poder sostenerse hasta hoy. Satanás, el padre de la mentira y señor de los disfraces, la maquilló diciendo que el hombre al morir en realidad no muerte sino que lo que hace es pasar a una nueva dimensión en el mundo de los espíritus desconocida por los que vivimos en el cuerpo carnal. Esto ha abierto la puerta para que Satanás y sus ángeles caídos vengan a esta tierra a propagar el engaño a través de supuestos mensajes del mas allá. El hombre le ha abierto los sentidos para recibir toda clase de doctrinas de demonios como si fueran mensajes bajados directamente del cielo.
A Satanás no le gusta en lo absoluto que se le descubran sus maquinaciones. Cuando este tema es expuesto con autoridad bíblica, las intenciones del diablo quedan al descubierto y no puede ejercer su control sobre los seres humanos. Es por eso que todo buen adventista del séptimo día debiera conocer lo que la Biblia presenta en cuanto al verdadero estado de los muertos para así desenmascarar al enemigo de las almas y evitar que las personas caigan en sus diabólicas redes.
Este trabajo pretende humildemente ampliar un poco lo que el profesor Norman Gulley magistralmente discute en varios capítulos de su libro Cristo Viene en particular los capítulos 21 y 22 . Espero que los que lean este escrito disfruten y aprendan tanto como yo lo hice. Que Dios les bendiga!
Proceso de la Vida (La Creación de Dios)
Para poder comprender con más claridad el proceso de la muerte es sumamente necesario que comprendamos el proceso inverso de la misma... ¡la vida!, la maravillosa vida que Dios nos dio. Necesitamos investigar ¿cómo llegamos a la existencia? ¿Cómo es el proceso de la vida? Para ello es imprescindible que nos remontemos a donde se originó la vida por primera vez. No me refiero a un caldo de aminoácidos bajo el estruendoso impacto de miles de voltios producidos por una tormenta eléctrica, sino a la creación del hombre de la mano del Dios omnipotente, tal como lo registra el relato bíblico en el libro de Génesis. Formó, pues, El SEÑOR Dios al hombre [del] polvo de la tierra, y sopló en su nariz [el] aliento de vida; y fue el hombre un alma viviente.1
Veamos las palabras claves utilizadas en el idioma original (hebreo2):
  1. polvo עָפָר (afár) se lo define como: lodo, tierra, barro, ceniza, escombro, 
    mezcla, polvo.
  2. soplo נְשָמָה (neshamá) resoplido, viento, furia o aliento vital, inspiración divina, intelecto, alma, espíritu, hálito, que respira, respirar, soplo, vida, viviente. 
    • Sinónimo de ַרוח (rúakj) que quiere decir viento; por semejanza aliento, una exhalación sensible o incluso violenta.
  3. alma נֶפֶש (néfesh) criatura que respira, ser, vida.
Mientras que las palabras utilizadas por Nuestro Señor Jesús en el griego3 del Nuevo Testamento son:
  1. σῶμα (sóma) se le define como el cuerpo completo.
  2. πνεῦμα (pneúma) de corriente de aire, respiración (soplo) o brisa, espíritu.
  3. ψυχή (psujé); persona, ser, vida, alma, ánimo.
El proceso de creación para dar vida involucra la unión de dos materias sin vida en sí mismas, el polvo de la tierra y el aliento de Dios. Hay que señalar que el aliento de Dios produce vida pero no vive concientemente por sí solo separado del cuerpo (polvo de la tierra). De lo contrario el hombre hubiese tenido una existencia previa antes de la creación y no hubiese necesitado del cuerpo para vivir y mucho menos del órgano del cerebro para pensar. Es curioso ver que los que proponen la inmortalidad del alma no se hayan puesto a pensar cómo, por ejemplo, una persona pueda recibir un golpe en la cabeza y perder la conciencia aun preservando la vida sin embargo si ese golpe fuese más fuerte al grado tal que la persona perdiese la vida, entonces recibiría una conciencia superior a la que tenía cuando usaba el cerebro. Esto es muy contrario a lo que la Biblia nos dice: Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.4
Volviendo al análisis lingüístico, lo que conocemos como ser o alma (néfesh) resulta de la unión del espíritu o aliento de Dios y del polvo de la tierra. Antes no había existencia; es por esto que la frase alma viviente implica que debe existir un alma sin vida o un ser sin vida, tal como lo establecen los siguientes versos: “He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá[5^]. El alma que pecare, esa morirá”.6 Esto tira por el suelo la creencia de la inmortalidad del alma tan ampliamente aceptada por la humanidad en general (cristianos y no cristianos).
PROCESO DE LA MUERTE (CONSECUENCIA Y PAGA DEL PECADO)
La muerte se define como: “Lo opuesto al crecimiento biológico, la cesación de la vida.”7 Vemos como en la muerte no hay vida, ni aún una forma distinta de ella. El proceso de la muerte es exactamente inverso al proceso de la vida: “y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”.8 Aquí vemos el proceso inverso al que vimos en la creación. Entonces viene la gran pregunta: ¿qué pasa con los seres (almas) cuando nos llega la muerte? Podemos contestarlo de la siguiente manera: sencillamente el “ser” deja de “ser” ya no existe, ya no es más. El único que tiene existencia propia es Dios, Él no llegó a ser porque sencillamente Él es9, tiene existencia en sí mismo. Los demás seres creados (sus criaturas) necesitan del Él para existir por eso puso su aliento en nosotros para darnos vida. El alma deja de estar viva y se muere, ya no es más un alma viviente sino un alma muerta, quizás ahora podamos entender mejor la razón para ese importante adjetivo “viviente”.
Los que creen, como bien dice la Biblia, que existe una resurrección de los muertos y a su vez creen que el alma es inmortal, entran en una magna contradicción, pues entonces ¿para qué es necesaria una resurrección de muertos si nunca lo estuvimos? ¿Qué es lo que Dios viene a buscar en ocasión de su segunda venida10, materia orgánica descompuesta para ponerle un alma que nunca murió? No creo que esto sea hacerle un favor al alma. Como tampoco hubiese sido un favor o acto de amor, el haber resucitado a Lázaro, sacándolo de una supuesta vida mejor con el Padre Celestial para traerlo a los sinsabores de este mundo.
La Biblia nos presenta a la resurrección de los muertos como lo que realmente es una re-creación, donde Dios vuelve a utilizar el mismo proceso que utilizó en el Edén para crear al hombre.11 Dios vuelve a crear es por eso que lleva el nombre de re-crear.
EL HOLISMO VS EL DUALISMO
El holismo del griego ὅλος (holos) que significa todo, entero, total, nos enseña que el alma está de modo inextricable unida con el cuerpo. No hay vida (ser o alma) fuera del cuerpo. Por otra parte, el dualismo cuyos exponentes máximos han sido Platón, San Agustín de Hipona y Descartes, implica que la vida o alma (néfesh) puede seguir existiendo de manera conciente fuera del cuerpo. Algunos argumentos que derriban al dualismo son:
• No necesitaríamos el cerebro, el cual es parte del cuerpo, para pensar y permanecer concientes.
• Si la paga del pecado es la muerte y el alma es inmortal, entonces la caída en el Edén fue de cuerpo solamente. No podemos decir que el cuerpo peca pero el alma no.
• Si en el Edén ocurre solo la caída del cuerpo, entonces deberíamos bautizar solo cuerpos y no almas. No se puede bautizar el cuerpo sin el alma ni viceversa.
• Si el alma ya tiene inmortalidad entonces lo que se perdió fue el cuerpo y no deberíamos hablar de ganar almas para vida eterna sino más bien ganar cuerpos que son los que mueren.
• Si todos los cuerpos que han existido han muerto y se han descompuesto entonces ¿para qué bautizar cuerpos?
• El alma que pecare morirá.12
Gulley presenta el concepto holístico de la siguiente manera: “No es un alma dentro de un cuerpo; es una persona con un cuerpo o un cuerpo que es una persona.”13
¿EL SUEÑO DEL ALMA?
¿En qué estado se encuentra el hombre después de su muerte y antes de su resurrección? El pensamiento dualista supone que al morir sólo el alma duerme mientras que el cuerpo se pudre, por eso han acuñado la frase “sueno del alma”14, para referirse al estado de los muertos. Aunque a primera instancia parece una frase simpática e inofensiva, la misma viene cargada con la filosofía dualista de la inmortalidad del alma. Cabe señalar que tampoco sueño del cuerpo sería una frase adecuada.
Curiosamente la iglesia católica, que defiende la doctrina de la infalibilidad papal, ha sido ambivalente en este respecto y a través de la historia papas han discrepado diametralmente en este punto. Por ejemplo el papa Juan XXII consideró que el alma no va a estar con Dios sino hasta el juicio final y que mientras tanto solo duerme. Mientras que su sucesor Benedicto XII proclamó un edicto en 1336 que van a morar con Dios inmediatamente después de la muerte. Me pregunto ¿cómo es posible que los hermanos católicos se traguen tan fácilmente el dogma de la infalibilidad papal? La simple lógica nos dice que alguno de los dos papas mencionados anteriormente tenía que estar equivocado, lo cual derribaría este falso dogma. Pero eso es harina de otro costal.
Volviendo a la pregunta inicial: ¿en qué estado se encuentra el hombre después de su muerte y antes de su resurrección? Nuevamente hay que contestarla de la siguiente manera: en el mismo estado dónde se encontraba antes de ser creado pues el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio” - Ecc 12:7. El ser deja de ser, descansa aguardando la resurrección en el día postrero. Esa era la fe de los discípulos de Jesús. Esa fue la fe de María la hermana de Lázaro Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero (Juan 11:24). Incluso esa fue la fe del ladrón en la cruz cuando le dijo a Jesús: “...Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”
(Luk 23:42). Fue también la fe que Dios mismo puso en los profetas del Antiguo Testamento: “Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días” (Dan 12:13).
TEXTOS OSCUROS
Hay algunos o pasajes en la Biblia que parecieran contradecir el concepto de la mortalidad del alma. Incluso en algunos casos se ha sugerido que los textos dicen que los impíos habrán de ser torturados por la eternidad. Frases como la llama que no se apaga o el gusano que nunca muere, se han sacado de contexto distorsionando el verdadero carácter de amor que Dios posee. Si la persona pecó por un periodo de tiempo finito ¿por qué habría de ser justo que pagasen con sufrimiento infinito? Esto esta en contra de la justicia y la misericordia divina.
Sabemos que no se puede hacer teología con un verso y que la Biblia no puede contradecirse. Es por eso que se dedicará el resto de este trabajo para tratar de traer luz adicional sobre estos pasajes o textos oscuros, como se conocen comúnmente en el argot teológico. Se discutirán a continuación los pasajes que más polémica han traído: El Ladrón en la Cruz, La Pitonisa de Endor y El Rico y Lázaro.

lunes, 8 de mayo de 2017

Devoción Matutina Adultos | Dios no se agobia con nuestras súplicas

HAGAMOS EL ESFUERZO de elevar nuestro espíritu para que Dios nos conceda respirar la atmósfera del cielo. Podemos mantenernos tan cerca de Dios que en cualquier prueba inesperada, nuestros pensamientos se vuelvan hacia él tan naturalmente como la flor se vuelve hacia el sol.

Presenta a Dios tus necesidades, tristezas, gozos, preocupaciones y temores. No puedes incomodarlo ni agobiarlo. El que tiene contados los cabellos de tu cabeza no es indiferente a las necesidades de sus hijos, «porque el Señor está lleno de ternura y misericordia» (Sant. 5:11, NTV). Nuestra aflicciones conmueven su tierno corazón, especialmente cuando las compartimos con él. Llévale todo lo que confunde. No hay carga que resulte tan pesada que él no la pueda sobrellevar; pues él sostiene los mundos y rige el devenir del universo. Nada que de alguna manera afecte nuestra paz es tan pequeño que él no lo note. No hay en nuestra experiencia ningún episodio tan oculto que él no lo haya conocido, ni perplejidad tan grande que no la pueda solventar. Ninguna calamidad puede ocurrirle al más humilde de sus hijos, ninguna ansiedad puede asaltarlo, ningún gozo alegrarlo, ninguna oración sincera surgir de los labios sin que el Padre celestial lo perciba y sin que él se tome en ello un interés inmediato. Él «restaura a los abatidos y cubre con vendas sus heridas» (Sal. 147: 3, NVI). Las relaciones entre Dios y cada alma son tan especiales y únicas como si no hubiera habido otra alma de la que ocuparse ni por la cual entregar a su Hijo amado.

El Señor Jesús dijo: «En aquel día pedirán en mi nombre. Y no digo que voy a rogar por ustedes al Padre, ya que el Padre mismo los ama» (Juan 16: 26-27, NVI). «Yo los escogí a ustedes […]. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre» (Juan 15: 16, NVI). Orar en el nombre del Señor Jesús es más que hacer simplemente mención de su nombre al principio y al fin de la oración. Es orar con los sentimientos y el espíritu de él, creyendo en sus promesas, confiando en su gracia y haciendo sus obras.

Dios no pide a nadie que se vuelva ermitaño o monje, ni que se retire del mundo a fin de consagrarse a la adoración. La vida tiene que ser como la de Cristo, que estaba repartida entre la montaña y la multitud. Quien no hace nada más que orar, pronto dejará de hacerlo, o sus oraciones llegarán a ser una rutina formalista



jueves, 4 de mayo de 2017

Devoción Matutina Adultos | Otra condición

LA ORACIÓN EFICAZ tiene otro elemento: la fe. «Cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan» (Heb. 11:6, NVI).

El Señor Jesús dijo a sus discípulos: «Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán» (Mar. 11; 24, NVI). ¿Le tomamos la palabra a Dios?

La seguridad es amplia e ilimitada, y fiel es el que ha prometido. Cuando no recibimos exactamente y de inmediato lo solicitado, hemos de seguir confiando en que el Señor nos escucha y responderá nuestras oraciones. Somos tan cortos de vista y tan propensos a errar, que algunas veces pedimos cosas que no serían una bendición para nosotros, y nuestro Padre celestial contesta con amor nuestras oraciones dándonos aquello que es para nuestro mejor bien, aquello que nosotros mismos desearíamos si, iluminados de celestial saber, pudiéramos ver todas las cosas como realmente son.

Cuando nos parezca que nuestras oraciones no son contestadas, tenemos que aferrarnos a la promesa; porque el tiempo de recibir la respuesta ciertamente llegará y recibiremos las bendiciones que más necesitamos. Por supuesto, pretender que nuestras oraciones sean siempre contestadas en la misma forma y conforme exactamente con lo solicitado, es presunción. Dios es demasiado sabio para equivocarse, y demasiado bueno para negar un bien a los que andan en integridad. Así que no temas confiar en él, aunque no veas la respuesta inmediata a tus oraciones. Confía en la seguridad de su promesa: «Pidan, y se les dará» (Mat. 7: 7, NVI).

Si nos dejamos guiar por nuestras dudas y temores, o antes de tener fe procuramos resolver todo lo que no veamos claramente, las dudas no harán sino aumentar y agudizarse.

Pero si nos acercamos a Dios, sintiéndonos desamparados y necesitados, como en realidad estamos, y con fe humilde y confiada presentamos nuestras necesidades ante Aquel cuyo conocimiento es infinito y que ve todas las obras de su creación y todo lo gobierna por su voluntad y palabra, él puede y quiere atender nuestro clamor, y hará

resplandecer la luz en nuestro corazón. Cuando imploramos misericordia y bendición de Dios, hemos de tener un espíritu de amor y perdón en nuestro propio corazón.



martes, 2 de mayo de 2017

Devoción Matutina Adultos | La llave en la mano de la fe

¿QUÉ PUEDEN pensar los ángeles del cielo de los pobres seres humanos desvalidos, sujetos a la tentación, y que sin embargo oran tan poco y tienen tan poca fe, cuando el gran Dios lleno de infinito amor se compadece de ellos y está dispuesto a darles más de lo que pueden pedir o imaginar? […] Las tinieblas del maligno envuelven a aquellos que descuidan la oración. Las tentaciones secretas del enemigo los incitan al pecado; y todo porque no se valen del

privilegio de orar que Dios les ha concedido. ¿Por qué los hijos e hijas de Dios son tan perezosos para orar, cuando la oración es la llave en la mano de la fe para abrir el almacén del cielo donde están atesorados los recursos infinitos de la Omnipotencia? Sin oración incesante y vigilancia diligente corremos el riesgo de volvernos indiferentes y de desviarnos del buen camino. El adversario procura constantemente obstruir el acceso al propiciatorio para que no obtengamos, mediante fervientes súplicas y fe, gracia y poder para resistir la tentación.

Hay ciertas condiciones de acuerdo con las cuales podemos esperar que Dios escuche y conteste nuestras oraciones. Una de las primeras es que sintamos necesidad de la ayuda que él puede dar. Él nos ha dejado esta promesa: «Regaré con agua la tierra sedienta, y con arroyos el suelo seco» (Isa. 44: 3, NVI). Los que tienen hambre y sed de justicia, los que suspiran por Dios, pueden estar seguros de que serán saciados. El corazón tiene que estar abierto a la influencia del Espíritu; de otra manera no puede recibir las bendiciones de Dios.

Nuestra gran necesidad es en sí misma un argumento, y habla elocuentemente en nuestro favor. Pero se necesita buscar al Señor para que haga estas cosas por nosotros.

Nos dice: «Pidan, y se les dará» (Mat. 7: 7, NVI). Y «el que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?» (Rom. 8: 32, NVI).

Si toleramos la iniquidad en nuestro corazón, si nos aferramos a algún pecado del que somos conscientes, el Señor no nos oirá; pero la oración del suplicante confeso y arrepentido será siempre aceptada. Cuando hayamos confesado con verdadero dolor de corazón, y corregido en lo posible todos nuestros pecados conocidos, podremos esperar que Dios conteste nuestras oraciones. Ningún mérito nuestro podría jamás hacernos merecedores de la gracia de Dios. Son los méritos del Señor Jesús los que nos salvan y su sangre la que nos limpia; sin embargo nosotros tenemos una parte que hacer para cumplir las condiciones de la aceptación.



101 PRUEBAS BIBLICAS CON RESPECTO A LA OBSERVANCIA DEL SÁBADO 60 PRUEBAS BIBLICAS CON RESPECTO AL SÉPTIMO DÍA.

101 PRUEBAS BIBLICAS CON RESPECTO A LA OBSERVANCIA DEL SÁBADO 

60 PRUEBAS BIBLICAS CON RESPECTO AL SÉPTIMO DÍA.

1.- Después de trabajar los primeros seis días de la semana en la creación de este planeta tierra, el GRAN DIOS descansó en el séptimo día. Génesis 2:1-3. ¿Dios se cansa? Entonces ¿Por qué “reposó” el séptimo día? Para darnos ejemplo y para dedicar un tiempo especial con su creación. 2.- Esto confirma que es el día de descanso de DIOS, el sábado. La palabra SÁBADO significa reposo. Para ilustrar; cuando una persona nace en cierto día, ese día es el día de su cumpleaños. Así cuando DIOS descansó el séptimo día, entonces ese día llega a ser el día de reposo de DIOS, EL SÁBADO. 3.- El CREADOR bendijo el día séptimo. Génesis 2:3 No bendijo el viernes o el domingo. 4.- Por lo tanto el séptimo día tiene que ser el día SÁBADO de DIOS. ¿Puede uno cambiar el día de su cumpleaños, alterando el día de su nacimiento? NO Así tampoco se puede cambiar el día de descanso de DIOS, en ese día DIOS descansó y no se puede cambiar a otro día en el cual DIOS no descansó. Por lo tanto el día séptimo es el SÁBADO de DIOS. 5.- DIOS santificó el séptimo día. Éxodo 20:11. Santificar significa “consagrar, separar para un uso sagrado”. 6.- DIOS hizo el SÁBADO en el Jardín del Edén. Génesis 2:1-3. Antes de la entrada del pecado. 7.- El SÁBADO fue creado antes de la caída del hombre. Por lo tanto no es una ley ceremonial, leyes ceremoniales fueron introducidas después de la entrada del pecado. 8.- JESÚS dijo que fue hecho para el hombre (raza humana) Marcos 2:27. La palabra humanidad es ilimitada, por lo tanto fue para Judíos, Gentiles, TODOS. 9.- Es el memorial de la creación Éxodo 20:11 y 31:17. Cada vez que descansamos en el día séptimo, como DIOS lo hizo en la creación, conmemoramos ese gran evento. 10.- Fue dado a Adán, cabeza de la raza humana. Marcos 2:27, Génesis 2:1-3. 11.- Adán como nuestro representante, padre, representa a todas las naciones. Hechos 17:26. 12.-No es una institución Judía, fue hecha 2300 años antes que hubiera un Judío. 13.- La Biblia nunca lo llama 'Sábado Judío' siempre es "SÁBADO DEL SEÑOR TU DIOS" el hombre debería tener mucho cuidado como interpreta el día SANTO DE DIOS. 14.- Hay evidencias de la observancia del Sábado durante la época patriarcal. Génesis 2:1-3, 8:10,12; 29:27,28 etc. La semana de siete días. 15.- Es parte de la Ley de DIOS antes del Monte Sinaí. Éxodo 16:4, 27-29. 16.- DIOS emplazó el Sábado en el corazón de su Ley Moral. Éxodo 20:1-17. ¿Por qué lo emplazó en el centro si no es igual a los nueve restantes, que son inmutables? 17.- El Sábado fue ordenado audiblemente por el DIOS VIVIENTE. Deuteronomio 4:12,13. 18.- DIOS escribió los 10 Mandamientos con Su propio dedo. Éxodo 31:18 19.- DIOS los cinceló en piedra eterna, indicando que son eternos. Deuteronomio 5:22. 20.- Estas tablas fueron guardadas en el Arca en el lugar Santísimo. Deuteronomio 10:1-5. 21.- DIOS prohíbe trabajar los Sábados, hasta en momentos de apuro. Éxodo 34:21. 22.- DIOS castigó a los Israelitas en el desierto porque profanaron, trabajaron, en el Sábado. Ezequiel 20:12,13. 23.- El Sábado es la señal del verdadero DIOS, Por esto podemos diferenciar a DIOS de los dioses falsos. Ezequiel 20:20. 24.- DIOS prometió que si los Judíos observaran el Sábado, Jerusalén permanecería para siempre. Jeremías 17:24,25. (Profecía condicional) 25.- Los Judíos fueron llevados al cautiverio Babilónico porque quebrantaron el Sábado. Nehemías 13:17,18. DIOS no los protegió contra los enemigos. 26.- DIOS permitió la destrucción de Jerusalén. Violaron el Sábado. Jeremías 17:27. 27.- DIOS promete una bendición especial a los Gentiles que guardan el Sábado. Isaías 56:6,7. 28.- Esta profecía se refiere a la dispensación Cristiana. Isaías cap. 56. 29.- DIOS promete bendecir a todo hombre que guarda el Sábado. Isaías 56:2. 30.- El SENOR requiere que lo llamemos 'HONORABLE" Isaías 58:13 Tengan cuidado los que se atreven a llamarlo 'Sábado Judío' "yugo de esclavitud' etc. 31.- Al haber sido profanado por generaciones debe ser restaurado. Isaías 58:12,13. 32.- Todos los santos profetas guardaron el séptimo día. 33.- Cuando Cristo vino a esta tierra guardó el Sábado toda su vida. Lucas 4:16, Juan 15:10. Siguió el ejemplo del PADRE DIOS en la creación. Estaremos seguros si seguimos el ejemplo y la orden del PADRE y del HIJO. 34.- El séptimo día es el "DÍA DEL SENOR". Apocalipsis 1:10, Marcos 2:28, Isaías 58:13. 35.- JESÚS es el 'SEÑOR DEL SÁBADO' Marcos 2:28. Para respetarlo, amarlo como el esposo debe amar, respetar a su esposa. I Pedro 3:6. 36.- El Sábado es una institución divina y beneficiosa para la humanidad. Marcos 2:23- 28. 37.- JESÚS no lo abolió, enseñó como observarlo correctamente. Mateo 12:1-13. 38.- JESÚS enseñó a sus discípulos a observarlo de acuerdo a los 10 Mandamientos y no hacer nada en contra de la Ley. Mateo 12:12. Hacer el bien. 39.- JESÚS instruyó a los apóstoles que debían orar por el Sábado en lo que iba a suceder 40 años después de su resurrección. Mateo 24:20. 40.- Las mujeres piadosas, que estuvieron con JESÚS, cuidadosamente observaron el Sábado después de Su muerte en la cruz. Lucas 23:56. 41.- 30 años después de la resurrección, se lo llama 'EL DÍA SÁBADO". Hechos 13:14. 42.- Pablo, apóstol a los Gentiles lo llama "EL DÍA SÁBADO" 45 años después de Cristo. Hechos 13:27. ¿No sabia Pablo? o creeremos a los maestros modernos que afirman que el Sábado cesó con la resurrección de Cristo. 43.- Lucas, 62 años después lo llama 'EL DÍA DE SÁBADO" Hechos 13:44. Lucas es el historiador de la iglesia primitiva cristiana. 44.- Los Gentiles convertidos lo llaman el "Sábado" Hechos 13:42. 45.- Gran concilio cristiano, año 62, con la presencia de los apóstoles y miles de discípulos, el apóstol Santiago lo llama 'EL DÍA SÁBADO" Hechos 15:21. 46.- Acostumbraban tener reuniones sagradas de oración los Sábados. Hechos 16:13. 47.- En reuniones publicas 'los Sábados' Pablo leía las Escrituras. Hechos 17:2,3. 48.- Acostumbraban predicar acerca del Sábado los Sábados. Hechos 17:2. 49.- Se registran 84 reuniones SABATICAS en Hechos. Hechos 13:14,44; 16:13; 17:2, 18:4,11. 50.- Nunca hubo una disputa entre Judíos y Cristianos acerca del Sábado, esto comprueba que los Cristianos (judíos y gentiles) observaban el mismo día que los Judíos. 51.- En todas las acusaciones contra el apóstol Pablo nunca lo acusaron de transgredir el Sábado ¿Por qué los Judíos no lo acusaron si no guardaba el Sábado y si guardaba el domingo u otro día?. 52.- Pablo declara que guardó la LEY "Ni contra la Ley de los Judíos, ni contra Cesar, ni contra el templo" si guardó otro día no hubiera podido decir esto. 53.- El Sábado es mencionado en el Nuevo Testamento 59 veces, siempre con respecto con el mismo titulo del Antiguo Testamento 'EL DÍA DE SÁBADO". 54.- En el Nuevo Testamento nunca se dice que fue abolido, cambiado, o algo parecido. 55.- DIOS nunca autorizó trabajar los Sábados, ¿Por qué algunos trabajan...?. 56.- Ningún Cristiano en el Nuevo Testamento trabajó en Sábado, ni antes ni después de la resurrección. ¿Porque algunos Cristianos modernos son diferentes...?. 57.- No hay registro que DIOS quitó su bendición y santificación al día séptimo de la semana, Sábado. 58.- Como el Sábado fue guardado en el Jardín del Edén antes de la entrada del pecado, así será observado eternamente en la TIERRA NUEVA, EDEN RESTAURADO. Isaías 66:22-23. 59.- El séptimo día, Sábado, es parte de los 10 Mandamientos, pronunciados por la boca de DIOS y escritos por SU dedo en tablas de piedra. Éxodo Cap. 20. JESÚS dijo claramente que no había venido a destruir o abrogar la Ley, sino a magnificarla. Mateo 5:17,18. 60.- JESÚS condenó a los fariseos como hipócritas, pretender amar a Dios cuando al mismo tiempo hacían nulo los 10 Mandamientos por su tradición. El domingo esta basado en la tradición humana. Es el día de los paganos que adoraban y adoran al 'dios sol' (Sunday)

40 PRUEBAS CONCERNIENTES AL PRIMER DÍA DE LA SEMANA, DOMINGO.

1.- El primer acto registrado en la Biblia, hecho en Domingo, Génesis 1:1-5 El Creador comenzó Su obra el primer día de la semana, trabajo ¿podría ser malo que nosotros trabajemos el primer día de la semana? 2.- DIOS ordenó al hombre a trabajar el primer día de la semana. Éxodo 20:8-11. ¿Es incorrecto obedecer a DIOS?. 3.- Ninguno de los patriarcas guardaron el Domingo. 4.- Ninguno de los santos profetas guardaron el Domingo. 5.- DIOS ordenó a Su pueblo trabajar los Domingos por más o menos 4.000 años antes de CRISTO. Y ahora sigue ordenando trabajar los Domingos. 6.- DIOS mismo lo llama "día de trabajo". Ezequiel 46:1. 7.- DIOS no descansó en el primer día de la semana, Domingo. 8.- DIOS nunca bendijo el primer día de la semana, Domingo. 9.- CRISTO nunca descansó el primer día de la semana, Domingo. 10.- JESÚS trabajó hasta los 30 años en la carpintería. Marcos 6:3 Guardó el Sábado (Lucas 4:16) y trabajo arduamente los otros día incluyendo el Domingo. 11.- Los apóstoles trabajaron el primer día de la semana, Domingo. 12.- Los apóstoles nunca descansaron ni observaron el primer día de la semana, Domingo. 13.- CRISTO nunca bendijo el primer día de la semana, Domingo. 14.- El Domingo nunca fue bendecido por una autoridad divina. 15.- El Domingo nunca fue santificado por DIOS. 16.- No hay ley que orden guardarlo, por lo tanto no es pecado trabajar en Domingo. "Donde no hay ley no hay pecado" Romanos 4:15, I Juan 3:4. 17.- En ninguna parte del Nuevo Testamento se prohíbe trabajar los Domingos. 18.- No hay penalidad para los que trabajan en Domingo. 19.- Ninguna bendición Bíblica se encuentra para los que guardan el Domingo. 20.- Si CRISTO lo aprobara hubiera dado indicaciones como observar el Domingo. 21.- Nunca fue llamado al Domingo el 'SÁBADO CRISTIANO". 22.- El Domingo nunca fue llamado en la Biblia el "SÁBADO". 23.- Nunca fue el Domingo llamado el 'DÍA DEL SENOR". 24.- Nunca fue llamado al domingo "DÍA DE REPOSO". 25.- Nunca tuvo el Domingo titulo sagrado ¿Porque debemos llamarlo santo? 26.- Siempre se lo llama simplemente 'primer día de la semana' Al Lunes segundo día de la semana...... y al viernes "día de preparación" Mateo 27:62. Marcos 15:42. 27.- JESÚS nunca lo mencionó. No pronunció la palabra Domingo, la palabra Sábado muchas veces. 28.- La palabra Domingo no aparece en toda la Biblia. 29.- Ni DIOS ni CRISTO ni ningún escritor inspirado mencionó al Domingo como día de reposo. 30.- Primer día de la semana se menciona 8 veces en el Nuevo Testamento, Mateo 28:1, Marcos 16:2,9, Lucas 24:1, Juan 20:1; Hechos 20:7; I Corintios 16:2. 31.- 7 de estos versículos se refieren al mismo hecho en la misma semana. 32.- El apóstol Pablo instruyo a trabajar, sacar cuentas en Domingo. I Corintios 16:2. 33.- En el Nuevo Testamento hay registro de una sola reunión en Domingo de noche. Hechos 20:5-12. San Pablo la tuvo durante un viaje. 34.- No hay registro de otra reunión ni antes ni después de la mencionada. 35.- No era la costumbre reunirse en los Domingos. 36.- No era la costumbre de 'compartir el pan' en los Domingos. 37.- La reunión de Hechos 20:7, no fue un culto regular, fue una reunión de despedida. 38.- Fue hecha de noche, después de medianoche, Hechos 20:7-11. JESÚS celebro la Santa Cena un jueves por la noche. Lucas cap. 22. Los discípulos tenían el 'partimiento del pan' cada día Hechos 2:42-46 39.- La Biblia en ninguna parte menciona o instruye que el primer día de la semana debería conmemorar la RESURRECCIÓN DE CRISTO. Esta idea es una tradición de los hombres y contradice claramente la Ley de DIOS. Mateo 15:1-9. LA SANTA CENA (I Corintios 11:26) y el BAUTISMO (Romanos 6:1-5) conmemoran la muerte, sepultura y resurrección de CRISTO. 40.- El Nuevo Testamento y toda la Biblia guarda completo silencio con respecto a un cambio del SÁBADO, séptimo día de la semana al Domingo el primer día de la semana. No se menciona tal pretendido cambio y no se da ninguna bendición al Domingo. HAY MUCHAS MAS.....

AQUI hay 100 PRUEBAS BIBLICAS que en forma clara y conclusiva muestran que el día de reposo es el SÁBADO, séptimo día de la semana. Esto es para las personas que vivieron antes de CRISTO y a los que vivimos después de CRISTO. Para toda la humanidad y para todos los tiempos. La observancia SABATICA es eterna y será eterna por los siglos sin fin. Isaías 66:22,23. 101.- El apóstol Pablo como instrucción FINAL dice : Hebreos 4:9-11 "Por lo tanto, aun queda un descanso SABATICO (Griego "Sabbatismo) para el pueblo de DIOS. Porque el que 'entra en su reposo' descansa el también de sus obras, como DIOS de las suyas. Esforcémonos, pues, por entrar en aquel descanso, a fin de que ninguno caiga en aquel ejemplo de incredulidad" Las enseñanzas de la IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA están basadas en la BIBLIA y no cambian con el correr de los años. No están basadas en la tradición humana. Hebreos 13:8,9 "JESUCRISTO es el mismo ayer y hoy y por los siglos, No os dejeis llevar de acá para allá por doctrinas abigarradas y extrañas..." Efesios 2:8-9 "Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de DIOS: No por obras, para que nadie se gloríe". San Juan 14:15 "Si me amáis, guardad mis mandamientos"