El destino del Mundo

Dios creó nuestra historia y a ÉL nos debemos

jueves, 25 de mayo de 2017

¿CUAL ES LA VERDADERA CURACION DEL SER HUMANO?

Beber sin agotarla jamás. La religión es la verdadera ciencia de la curación.- La religión es un principio del corazón, no una palabra mágica o un truco de la mente. Miren sólo a Jesús. Esta es la única esperanza, y la de los esposos, de obtener la vida eterna. Esta es la verdadera ciencia de la curación para el cuerpo y el alma. La mente no debe tener como centro a ningún ser humano, sino sólo a Dios.-  El amor por el Redentor disipa los miasmas.- La mente está nublada por la malaria sensual. Los pensamientos necesitan purificación. ¡Qué no podrían haber sido los hombres y las mujeres si hubieran comprendido que la manera  como se trata el cuerpo es de vital importancia para el vigor y la pureza de la mente y el corazón! El verdadero cristiano participa de experiencias que producen santificación. Queda sin una mancha de culpa en la conciencia, sin una mancha de corrupción en el alma. La espiritualidad de la ley de Dios, con sus principios restrictivos, penetra en su vida. La luz de la verdad irradia su entendimiento. Un resplandor de perfecto amor por el Redentor despeja el miasma que se ha interpuesto entre su alma y Dios. La voluntad de Dios se ha convertido en su voluntad: pura, elevada, refinada y santificada. Su rostro revela la luz del cielo. Su cuerpo es templo adecuado para el Espíritu Santo. La santidad adorna su carácter. Dios puede tener comunión con él, pues el alma y el cuerpo están en armonía con Dios.-  El amor de Cristo es un poder vitalizador.- El amor que Cristo infunde a todo nuestro ser es un poder vivificante. Da salud a cada una de las partes vitales: el cerebro, el corazón y los nervios. Por su medio las energías más potentes de nuestro ser despiertan y entran en actividad. Libra el alma de culpa y tristeza, de la ansiedad y congoja que agotan las fuerzas de la vida. Con él vienen la serenidad y la calma. Implanta en el alma un gozo que nada en la tierra puede destruir: el gozo que hay en el Espíritu Santo, un gozo que da salud y vida.-.

Saludos
Eliseo Cuesta






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