La Biblia en la educación cristiana
Como
medio de educación intelectual, la Biblia es más eficaz que cualquier
otro libro o que todos los demás libros juntos. La grandeza de sus
temas, la elevada sencillez de sus expresiones, la belleza de sus
figuras, avivan y elevan los pensamientos como ninguna otra cosa puede
lograrlo. Ningún otro estudio puede impartir poder mental como el que
imparte el esfuerzo que se realiza para abarcar las estupendas verdades
de la revelación. La mente que en esa forma se pone en contacto con los
pensamientos del Ser infinito no puede sino desarrollarse y
fortalecerse.
Mayor
aún es el poder de la Biblia en el desarrollo de la naturaleza
espiritual. El hombre, creado para vivir en comunión con Dios, puede
encontrar su verdadera vida y su auténtico desarrollo únicamente en esa
comunión. Creado para descubrir en Dios su mayor gozo, en ninguna otra
cosa puede hallar lo que puede calmar los anhelos de su corazón, y
satisfacer el hambre y la sed del alma. Aquel que con espíritu dócil y
sincero estudia la Palabra de Dios para comprender sus verdades, se
pondrá en contacto con su Autor, y, a menos que sea por propia decisión,
no tienen límite las posibilidades de su desarrollo.
Confíense
a la memoria los pasajes más importantes de la Escritura, no como una
imposición sino como un privilegio. Aunque al principio la memoria sea
deficiente, adquirirá fuerza con el ejercicio, de manera que después de
un tiempo os deleitaréis en atesorar las palabras de verdad. Y el hábito
resultará de ayuda valiosa para el crecimiento espiritual.
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