En la edad media existía una especie de vendedores ambulantes que portaban en sus cuellos una tarjeta acompañada de un versículo bíblico, la cual era traspasada a una persona interesada y gracias al comprador y su aporte el mensajero ganaba dinero.
Así nació el colportaje, esta palabra deriva de un vocablo francés que traducido diría llevar en el cuello. Algunos jóvenes hoy en día utilizan este método para obtener ganancias y así poder estudiar.
Los jóvenes que están interesados en ser colportores deben recibir una instrucción previa, pero lo más importante es la preparación espiritual, ya que, gracias a ella uno puede abrir puertas con la ayuda de Dios
Un colportor golpea una puerta u oprime el timbre de nuestras casas en busca de dos cosas: en primer lugar, llevar el evangelio; en segundo, ganar dinero para poder estudiar y ser un ciudadano útil.
¿Qué pasa actualmente? Las personas que son visitadas por este hombre, necesariamente bien vestido, se imaginan que utilizan una táctica para llevar a cabo un plan que termine perjudicando al potencial comprador. Creemos que son ladrones y les cerramos las puertas emitiendo una frase bastante conocida, otro día, señor.
Los materiales que contiene el misterioso maletín de este hombre hablan sobre todo tipo de temas, desde la salud, pasando por el ejercicio mental, hasta llegar a temas espirituales, en muchas ocasiones, bastante profundos.
En el momento que negamos sus servicios, estamos imposibilitando que un joven pueda llegar a ser alguien en la vida, cuando en realidad estamos muy interesados en el material que puede llegar a ser una herramienta eficaz en el comportamiento cotidiano entre nuestras familias.
El colportor se caracteriza por su trato apacible y sin necesidad de elevar la voz, que forman parte de una buena presentación. Un vendedor sabe que puede avanzar cuando la persona se lo permite, ya sea prosiguiendo el diálogo o dejándoles pasar, ellos quedan sorprendidos ante tal aceptación y es ahí donde el carisma del joven juega el papel más importante.
Hay días que su venta es nula y otros en que gozan de bonanzas, ellos no se desaniman, porque tienen fe en que Dios llegará a darles la ayuda que necesitan, el Omnipresente es su principal fuente de energía y gracias a El logran sus objetivos.
Cuando se nos presente la oportunidad de hablar con un colportor, si tenemos interés demostrémoslo y tratemos de no exhibir nuestra cara de inseguridad con la que vivimos.
Tal vez Dios puede estar queriéndo decir algo y nosotros no se lo permitimos. Una oportunidad no hace mal a nadie, ojalá que cuando uno de los colportores toque nuestra puerta tenga la respuesta que estamos buscando, ya que con ayuda de Dios, podemos todo.
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