Devoción Matutina para Adultos 2017 | El amor es más fuerte que la muerte
DEBEMOS CAER sobre la Roca y ser quebrantados, antes que podamos ser levantados
en Cristo. El yo debe ser destronado, el orgullo debe ser humillado, si queremos conocer la gloria del reino espiritual. […]
A la luz de la vida del Salvador, el corazón de cada uno, aun desde el Creador hasta el príncipe de las tinieblas, será revelado. Satanás presentaba a Dios como un tirano egoísta y opresor, que lo pedía todo y no daba nada, que exigía el servicio de sus criaturas para su propia gloria, sin hacer ningún sacrificio para su bien. Pero el don de Cristo revela el corazón del Padre. Testifica que los deseos de Dios hacia nosotros son «pensamientos de paz, y no de mal» (Jer. 29: 11). Declara que aunque Dios aborrece el pecado tanto como la muerte, su amor hacia el pecador es más fuerte que la muerte. Habiendo emprendido nuestra redención, no escatimará nada, por mucho que le cueste, de lo que sea necesario para completar su obra. Dios no retiene ninguna verdad esencial para nuestra salvación, no omite ningún milagro de misericordia, no deja de usar ningún agente divino. Al contrario, acumula un favor sobre otro, una dádiva sobre otra. Todo el tesoro del cielo está a disposición de aquellos a quienes él trata de salvar. Habiendo reunido las riquezas del universo, y abierto sus recursos infinitos, lo entrega todo en las manos de Cristo y dice: «Todo esto es para el ser humano. Úsalas para convencerlo de que no hay mayor amor que el mío en la tierra o en el cielo. Amándome hallará su mayor felicidad».
En la cruz del Calvario, el amor y el egoísmo se encontraron frente a frente. Allí se manifestaron de forma definitiva. Cristo había vivido tan solo para consolar y bendecir, y al darle muerte, Satanás reveló la perversidad de su odio contra Dios. Puso de manifiesto que el propósito verdadero de su rebelión era destronar a Dios, y destruir a Aquel por quien el amor de Dios se manifestaba.
Por la vida y la muerte de Cristo, los pensamientos de los seres humanos son puestos en evidencia. Desde el pesebre hasta la cruz, la vida de Jesús fue una vida de entrega de sí mismo, él participó en nuestros sufrimientos. Reveló los propósitos de los seres humanos. Jesús vino con la verdad del cielo, y todos los que escucharon la voz del Espíritu Santo fueron atraídos a él. Los que se adoraban a sí mismos pertenecían al reino de Satanás. En su actitud hacia Cristo, quedaría de manifiesto de qué lado se encuentra cada persona. Y así cada uno pronuncia juicio sobre sí mismo.
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