El destino del Mundo

Dios creó nuestra historia y a ÉL nos debemos

domingo, 28 de febrero de 2016

Las Siete Ultimas Plagas y los Impíos

 (El Gran Tiempo de Angustia, Parte 1) Serán derramadas las copas de la ira de Dios Solemnes eventos ocurrirán en el futuro. Sonará una trompeta tras otra; una copa tras otra serán volcadas en forma sucesiva sobre los habitantes de la tierra. El mundo pronto ha de ser abandonado por, el ángel de la misericordia, y las últimas siete plagas han de ser derramadas... Los rayos de la ira de Dios pronto han de caer, y cuando él comience a castigar a los transgresores, no habrá tregua hasta el fin. Las naciones en conflicto Cuatro ángeles poderosos retienen los poderes  de esta tierra hasta que los siervos de Dios sean sellados en sus frentes. Las naciones del mundo están ávidas por combatir; pero son contenidas por los ángeles. Cuando se quite ese poder restrictivo, vendrá un tiempo de dificultades y angustia. Se intentarán mortíferos instrumentos bélicos. Barcos serán sepultados en la gran profundidad con su cargamento viviente. Todos los que no tienen el espíritu de la verdad se unirán bajo el liderazgo de agentes satánicos; pero serán retenidos hasta que llegue el tiempo de la gran batalla del Armagedón. El mundo entero será envuelto en ruinas Los ángeles están ahora sujetando los vientos de la lucha para que no soplen hasta que el mundo sea advertido de su cercana condenación; pero se está preparando una tormenta, lista para estallar sobre la tierra; y cuando Dios ordene a sus ángeles que suelten los vientos, habrá una escena tal de lucha, que ninguna pluma podrá describirla. La profecía del Salvador referente al juicio que iba a caer sobre Jerusalén va a tener otro 3 cumplimiento, y la terrible desolación del primero no fue más que un pálido reflejo de lo que será el segundo. En lo que acaeció a la ciudad escogida, podemos ver anunciada la condenación de un mundo que rechazó la misericordia de Dios y pisoteó su ley. Satanás... sumirá entonces a los habitantes de la tierra en una gran tribulación final. Como los ángeles de Dios dejen ya de contener los vientos violentos de las pasiones humanas todos los elementos de contención se desencadenarán. El mundo entero será envuelto en una ruina más espantosa que la que cayó antiguamente sobre Jerusalén.











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