El destino del Mundo
Dios creó nuestra historia y a ÉL nos debemos
domingo, 16 de abril de 2017
Devoción Matutina Adultos | ¿Cómo nos vemos a nosotros mismos?
EN TIEMPOS DE CRISTO los dirigentes religiosos del pueblo se consideraban ricos en tesoros espirituales. La oración del fariseo: «Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres» (Luc. 18: 11), expresaba el sentimiento de su clase y, en gran parte, de la nación entera. Sin embargo, en la multitud que rodeaba a Jesús había algunos que sentían su pobreza espiritual. Cuando el poder divino de Cristo se reveló en la pesca milagrosa, Pedro se echó a los pies del Salvador, exclamando: «¡Apártate de mí, Señor, soy un pecador!» (Luc. 5: 8). Así también en la muchedumbre congregada en el monte había más de uno de quien se podía decir que, en presencia de la pureza de Cristo, se sentía «desventurado, miserable, pobre, ciego y […] desnudo» (Apoc. 3: 17). Anhelaban «la gracia de Dios que trae salvación» (Tito 2: 11, JBS). Las primeras palabras de Cristo despertaron esperanzas en aquella almas, que así recibieron la bendición de Dios en su propia vida.
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