El destino del Mundo
Dios creó nuestra historia y a ÉL nos debemos
jueves, 27 de octubre de 2016
LOS JESUITAS ENTRE NOSOTROS
LA ESTRATEGIA CON LOS JÓVENES ADVENTISTAS
Los programas de la Sociedad de Jóvenes. Son éstos cada vez más mundanales, y las cosas espirituales son minimizadas, cuando no tomadas a tono de burla. Juegos, diversiones, piezas teatrales, hechos divertidos en pleno templo, sonrisas y bromas permean las sociedades de jóvenes adventistas. Las reuniones sociales se asemejan cada vez más a una reunión mundana común, con billares, metegoles y todo tipo de competencias. En algunas iglesias, hasta se coloca de fondo una música mundana suave que incita al cuerpo al baile. Cualquier manifestación de fidelidad entre los jóvenes es señalada como fanatismo, y como por lo general ningún joven soporta el verse aislado de su grupo, termina adaptándose a los que lo rodean, convirtiéndose en un tibio y mundano, de lo contrario no tendrá aceptación entre el grupo. Algo parecido ocurre con las Escuelas y Colegios adventistas, que son cada vez mejores instrumentos del Nuevo Orden Mundial, para mundanalizar a la juventud y prepararla para el ecumenismo total al cual se dirige con pasos apresurados la Iglesia Adventista del Séptimo Día, cuyo nombre ha perdido bastante el sentido. . .
El Club de Conquistadores. La dirigencia católico-adventista ha prestado mucha atención a la juventud adventista. Saben que ellos son el futuro de la Iglesia, y se han apresurado a hacerles un “lavado de cerebro”. Hace ya muchos años que comenzaron con esta tarea, introduciendo el llamado “Club de Conquistadores”, hermano del Club de “Boys Scouts” de la Iglesia católica. El Vaticano creó a los “Boys Scouts” con la finalidad de disciplinar a sus niños y jóvenes en un sistema militar, para que cuando llegasen a adultos estén acostumbrados a la obediencia a los hombres de la Iglesia, y pudiera disponer de ellos como un ejército de soldados obedientes. Con la misma finalidad, los infiltrados católicos crearon el Club de Conquistadores dentro de la Iglesia Adventista. Se trata mediante el mismo de que los jóvenes adventistas no piensen por sí mismos, sino que se acostumbren a la obediencia pasiva a sus autoridades humanas, al estilo católico. Además, se aprovechan las actividades del Club para destruir en todo lo posible la verdadera espiritualidad, reemplazándola por diversiones y entretenimientos mundanales, reduciendo al mínimo posible la aparición de la Palabra de Dios y a nada el Espíritu de Profecía. Se le da al joven lo que al joven le gusta, con la excusa de que sino “se irán al mundo”. Esta terrible trampa engaña a los padres adventistas, que piensan que mientras sus hijos estén en la Iglesia hay esperanza de salvarlos, mientras que se los está llevando a la perdición con las actividades que la misma Iglesia organiza.
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