Versículos 1-8
Es un placer comentarte las profecías sobre el futuro de este maravilloso, sufrido, y tan castigado mundo nuestro, que llamamos Tierra. Todos los días escuchamos nuevos informes sobre el deterioro y el desgaste que sufre nuestro planeta. Científicos, investigadores y especialistas alertan y auguran, con estadísticas, cifras y cálculos un mañana difícil para la vida sobre el globo terráqueo, por el mal uso, indiscriminado e irresponsable, que hacemos de sus limitados recursos. Los múltiples intereses creados aceleran el proceso ya irreversible de destrucción de medios y materias primas. La ciencia no podrá suplir, ni frenar, esta carrera hacia los grandes cambios que las próximas generaciones tendrán que enfrentar.
Ésta es sólo una parte de la realidad que debemos enfrentar el género humano. Hay otra realidad que ha sido revelada hace muchos siglos atrás por el Creador de nuestro planeta, Aquel que lo ha puesto en la órbita adecuada para la supervivencia de la vida. Las profecías que Dios reveló a la Humanidad han sido reunidas en las Sagradas Escrituras, la Biblia, en las que el Creador advierte de las consecuencias de nuestras decisiones y acciones. El libro que estudiamos en "La Fuente de la Vida", la Palabra de Dios, es el compendio de los mensajes de Dios, llenos de Amor y compasión por Su Creación, cada vez más alejada e indiferente a Sus mandamientos y leyes. Dios es Amor, pero también es Justicia y Verdad, como nos revela el último libro de La Biblia, el Apocalipsis. Dios reitera, con absoluta fidelidad, Su preocupación por Sus hijos, los que han aceptado a Su Hijo Jesucristo como el único Mediador, y el único Salvador. Los que ya hemos aceptado el regalo del perdón de nuestros pecados, por el sacrificio de Jesucristo en la cruz, sabemos que Él nos guarda, cuida, protege, nos guía y alienta en todo momento.
Al estudiar las revelaciones de Dios sobre los últimos tiempos que este mundo tendrá que enfrentar, hemos visto que Dios quitará, o "arrebatara" de forma sobrenatural a todos los que somos Sus hijos, que formamos la verdadera Iglesia a los ojos de Dios. No pasaremos las calamidades y terrores, ni las plagas apocalípticas que en un futuro este planeta sufrirá. La fecha, Dios no la ha revelado, pero al apóstol Juan, autor de este libro, le fueron dados visiones extraordinarias para que escribiera todo lo que veía y oía, y así registrar el orden cronológico de estos acontecimientos, para que estemos atentos y alertas a los acontecimientos.
Continuamos entonces, con la lectura del capítulo 18 de Apocalipsis. En el capítulo anterior vimos el final de un seudo- cristianismo que llegará a integrarse en un sistema religioso universal en el cual confluirán todas las creencias, religiones y sectas apóstata, representadas en una mal llamada "iglesia" universal, global. Después de tres años y medio, con gloria y un creciente poder, esa "iglesia" será perseguida y destruida por los reyes de la Tierra, bajo el mandato dictatorial del único gobernante mundial que habrá llegado también de forma asombrosa al poder sobre todas las naciones de la Tierra.
En el capítulo 17 se aprecia el poder religioso, al que se le llama "Babilonia" por las implicaciones que tiene su nombre. Babilonia no es sólo una ciudad o un territorio; por su significado en la historia de la Humanidad, también es una filosofía y una manera de ser y actuar. Fue la cuna donde nacieron las religiones más antagónicas y rebeldes a Dios. En la Biblia es la ciudad más nombrada, después de Jerusalén. Babilonia es el símbolo de poder, tanto religioso, como político comercial. El poder religioso de esa anti-iglesia, apóstata e infiel a todos los preceptos de Dios, será destruido en medio de ese período llamado la Tribulación, en el capítulo 17. Creemos que la sede de ese poder religioso podría ser la ciudad de Roma, edificada sobre las famosas siete colinas.
La Babilonia religiosa y la Babilonia política comercial, no serán una misma organización o entidad, ni son una misma ciudad. Cuando la Babilonia religiosa, representada en esa supuesta iglesia universal sea destruida, el centro seudo religioso llegará a ser la ciudad de Jerusalén, porque en ese lugar colocará el Falso Profeta la imagen del Anticristo, para ser venerada y adorada, como el mesías.
Ahora, la Babilonia política comercial será la antigua Babilonia reedificada como la capital comercial del mundo. Desde allí regirá el único gobernante mundial su imperio que abarca a toda la Tierra. Este supuesto "salvador de la Humanidad", que prometerá traer la paz y la justicia al mundo, por el poder que le entregarán los reyes y gobernantes de las naciones, se transformará en un cruel déspota. Es interesante notar que toda la gran zona del Oriente medio concentra un poder inmenso, por sus yacimientos petrolíferos. Ése recurso poderoso se traduce también en una riqueza comercial inmensa que controla los precios de la mayoría de los artículos básicos del mundo. No hace falta mucha imaginación para pensar que Babilonia podría ser reconstruida, para llegar a ser el gran centro comercial de todo el mundo.
En una ocasión, un periodista judío preguntó al ministro de Turismo de esa nación en una rueda de prensa: "¿Cómo es que todos los países que rodean a Israel tienen petróleo, pero Israel no lo tiene?" Y la respuesta fue: "Dios le dio a los árabes el petróleo, y a nosotros, los judíos, la Biblia. ¿Quiere usted cambiarlos? Dios no lo permita. El petróleo se acabará un día, pero la Biblia permanecerá para siempre."
Ha habido cierta diferencia de opinión entre los estudiosos bíblicos sobre si la Babilonia antigua será reedificada. El autor de estos estudios bíblicos, el Dr. J. Vernon McGee opinó: "Por muchos años tomé la postura de que no sería reedificada en el sentido literal. Pero ahora creo que sí lo será. Isaías, capítulo 13, versículos 19 al 22, nos habla del hecho de que la Babilonia antigua será reedificada y destruida, y esa destrucción se menciona en el capítulo 18 de Apocalipsis. No creo, sin embargo, que sea reedificada en el mismo lugar, porque el río Éufrates ha desplazado su cauce unos 20 kilómetros alejados de la antigua ciudad". Hasta aquí el comentario del Dr. McGee.
Comencemos ahora con este capítulo 18 de Apocalipsis. En los primeros 8 versículos, veremos el anuncio de la caída de la Babilonia comercial y política. Leamos el versículo 1:
1 Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria.
Aquí tenemos otra vez esta declaración interesante de Juan: "después de esto". En griego es "meta-tauta". Ya hemos dejado atrás la serie de los diversos grupos de los conjuntos de los "sietes". Hemos estudiado ya en anteriores programas: los 7 sellos, las 7 trompetas, los 7 personajes, y las 7 copas de la ira. Nos estamos acercando al final de los siete años de la gran Tribulación.
Juan continúa siendo un espectador que tiene que registrar lo que ve. Él dice: "Vi a otro ángel". Eso nos hace regresar al capítulo 14, donde se mencionó una serie de 6 ángeles con la sola identificación de "otro ángel". Éste, ahora, es un mensajero celestial, sobrenatural, de Dios, sin rostro y sin nombre, con la única excepción que este ángel tiene gran autoridad. Esto indica que este ángel era superior en rango a los otros ángeles, y él es el portavoz de un mensaje de gran importancia. Se nos dice aquí que "la tierra fue alumbrada con su gloria" que destaca la relevancia y categoría de este ángel. El versículo 2 dice:
2 Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible.
Hubo un anuncio preliminar de la caída de Babilonia en el capítulo 14, versículo 8, pero el ángel que tenemos aquí tiene mayor autoridad que el ángel del primer anuncio. El anuncio es: "Ha caído, ha caído la gran Babilonia." En el idioma griego existe un tiempo que expresa lo que sucederá en el futuro como si ya hubiese sucedido, y ese tiempo se emplea aquí. Cuando Dios dice que algo va a suceder, es como si ya hubiera sucedido, porque así será.
Ésta es la realidad del plan y el calendario de Dios. Es como si ya todo hubiese tenido lugar, porque Él conoce el fin, desde su mismo principio. Babilonia será el gran centro político comercial del mundo, y será destruida. Dice: "Se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda aborrecible."
Esto nos indica que aquí, en este lugar serán encarcelados, aprisionados, los demonios del mundo espiritual y las aves inmundas del mundo físico durante el Milenio, el Reino de los mil años del Señor Jesucristo sobre la Tierra. Los profetas Isaías y Jeremías también confirman este suceso, en Isaías, capítulo 13, versículos 19 y 22; y Jeremías, capítulo 50, versículos 38 al 40.
Estas profecías de Isaías y Jeremías encontrarán cumplimiento final en la destrucción general de Babilonia, en el capítulo 18 de Apocalipsis. Si esto será así, entonces no hay ninguna profecía contraria para que Babilonia llegue a ser reedificada literalmente. Babilonia será la sede de los demonios, como ya fue un lugar de rebelión contra Dios, a través de los siglos. Continuemos con el versículo 3 de este capítulo 18 de Apocalipsis, dice:
3 Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites.
Éste será el juicio de Dios contra los grandes multi mega negocios, que sin escrúpulos, controlan los mercados mundiales, ignorando la ética y la moral, las normas y los códigos de las leyes, todo en beneficio propio. Con sus cálculos y frialdad comercial, ajenos a las necesidades de la gran parte de la Humanidad, la única meta será el enriquecimiento de unos pocos. Este proceder es claramente contrario a las leyes y mandamientos de Dios, que premia, incluso, el ofrecer un vaso de agua, dado con el corazón. Ese poder económico sólo será posible por pactos y alianza vergonzosas con el gobierno de la única autoridad mundial, el Anticristo, ese fascinante personaje que embaucará a todos, pero que se transformará en un peligroso, vengativo y cruel dictador.
La palabra "mercaderes, no es una referencia a los productores o fabricantes, sino aquellos que son los intermediarios, los que buscan un gran beneficio económico, que están involucrados en los negocio para obtener grandes cantidades dinero. Y Dios juzgará al comercialismo degradante, que no acata los parámetros legales y se lucra de los débiles. Ahora, el versículo 4 de este capítulo 18 de Apocalipsis, dice:
4 Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;
Este versículo revela que el pueblo de Dios estará en el mundo hasta el mismo final. Aquí no se habla de la Iglesia, que ya ha sido removida, "arrebatada" de este mundo, antes de la Gran Tribulación. Pero Dios contará con fieles creyentes en Jesucristo también en este terrible período. Ellos lograrán sobrevivir a estos años de durísimas pruebas y juicios que caerán sobre la Tierra. Recordemos que en el capítulo 7 de este libro de Apocalipsis, Juan nos describió como fueron sellados los 144.000 judíos, de las 12 tribus, y ellos, todos, "sin faltar ninguno", llegarán al final de la gran Tribulación. Dios es fiel, y no quiere que nadie se pierda, como lo enseñó el Señor Jesucristo en la parábola del pastor que tenía 100 ovejas. Al faltarle una, no se conformó con las 99 restantes. Él salió a buscar aquella oveja que se había perdido, para tener completo su redil.
El que ahora está hablando en este versículo es el Hijo de Dios y Él está llamando a Su pueblo para que salgan de esa ciudad antes del juicio que caerá sobre ella. "Salid de ella, pueblo mío." Esto significa una separación física, como aquella que experimentó Lot, el sobrino de Abraham, cuando fue advertido por los mensajeros de Dios que debía salir de la ciudad Sodoma para escapar del castigo del fuego consumador. De la misma manera ahora, Jesucristo advierte a los fieles creyentes para evitarles el próximo castigo que esa ciudad de Babilonia sufrirá. Reiteradas veces encontramos en las Sagradas Escrituras que Dios tiene misericordia de Su pueblo, y envía mensajes de advertencia y avisos para que se salven a tiempo.
Pero esta es una doble advertencia. Ellos, los creyentes no debían tener ninguna comunión, no debían mezclarse con los pecados de Babilonia; y debían huir de ella, antes que tenga lugar el juicio.
Creemos que este texto tiene una aplicación muy pertinente también para nosotros. Esto debe servirnos de advertencia, no porque Dios no salvará aquellos que Le pertenecen, sino porque Él quiere que nosotros vivamos de acuerdo a Su voluntad, separados, apartados de aquellas cosas que nos pueden apartar de Él. No debemos complacer a nuestra vieja naturaleza, sino que los hijos de Dios debemos andar por el Espíritu, y lleno del mismo. Si los creyentes no enfrentamos y confrontamos el pecado, nuestros pecados en nuestra propia vida, confesándolos al Señor Jesús, y renunciando al mismo, Él los juzgará ahora, o cuando nos tengamos que presentar ante el Tribunal de Cristo. Dios nos da ahora la oportunidad para juzgar, renunciar y confesar nuestro pecado. El apóstol Pablo dice en su Primera Epístola a los Corintios, capítulo 11, versículo 31: "Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados." ¿Cómo podemos juzgar nuestro propio pecado? Bueno, el apóstol Juan en su primera epístola, capítulo 1, versículo 9, dice: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad."
Y "confesar", significa ver el pecado desde el punto de vista de Dios. Amigo, amiga oyente, damos tantas excusas por nuestros pecados. Hasta que usted y yo estemos dispuestos a llamarle "pecado", no hemos hecho una confesión sincera. Personalmente, espero tener todas mis cuentas arregladas aquí en la Tierra, porque si Dios no nos disciplina inmediatamente, esto no quiere decir que nos está dejando salir "con la nuestra". Nadie, es un hijo de Dios, si se sale con la suya. Es mejor arrepentirse, sinceramente, de corazón, antes que sufrir el juicio de Dios. Leamos ahora el versículo 5 de este capítulo 18 de Apocalipsis:
5 porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades.
Babilonia tiene una historia muy larga de pecados acumulados. Es una de las ciudades más antiguas en la historia de la Humanidad, y con excepción de Jerusalén, es mencionada más que cualquier otra ciudad en la Biblia. Y en el versículo 6, leemos:
6 Dadle a ella como ella os ha dado, y pagadle doble según sus obras; en el cáliz en que ella preparó bebida, preparadle a ella el doble.
Ésta es verdadera justicia divina. El juicio de Dios puede demorarse, pero siempre llega. La copa de maldad de Babilonia, de sus muchos pecados, ha llegado a llenarse hasta su borde. Dios es justo y recto en lo que hace, como lo dice el Salmo 137. Ahora, leamos el siguiente versículo 7 de este capítulo 18 de Apocalipsis:
7 Cuanto ella se ha glorificado y ha vivido en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto;
La asombrosa prosperidad de Babilonia llegará a enceguecer a todos los que en ella habitarán, y no entenderán que han traspasado todos los límites posible. El comercio será muy activo; en el mercado de valores, se comprará y se venderá hasta el mismo momento del juicio. El lujo, la arrogancia, el orgullo, el pecado, y el auto-engaño, caracterizará el espíritu de esta ciudad impía. Creerán que la paz mundial está a la vista, y el optimismo será el espíritu del día. Sólo los profetas habrán presentado una advertencia, pero éstos habrán sido acallados y aislados. En el Antiguo Testamento vimos la historia de Noé, quien clamó y advirtió del casi inminente juicio de Dios quien, en forma de Diluvio, al final castigó a todos los que no se arrepintieron de sus pecados. Y en el versículo 8, leemos:
8 por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga.
Esto nos indica que Babilonia sufrirá una destrucción repentina, y que será por medio de fuego. Su pena y dolor será tan grande que el llanto será considerado como una plaga más, junto con la muerte y el hambre. La muerte, el llanto y el hambre son tres de los jinetes que pisotearán verdaderamente a Babilonia. La destrucción será total y final. En las Escrituras, ésta es la primera ciudad de importancia, con una larga trayectoria, llena de eventos históricos, pero pecaminosa en extremo, verá su fin por el juicio de Dios que caerá sobre ella.
"Porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga." Dios será quien la destruya, porque Él es el único que puede hacerlo. Y Él lo hará, creemos, para que Cristo regrese en Su Segunda Venida a la Tierra. El profeta Isaías expresó en el capítulo 63, versículos 1 al 4 de su libro, lo siguiente: "¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿Éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas, porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado."
En Su Segunda Venida, Cristo será visto como procedente de Edom, con sus vestiduras salpicados de sangre. Creemos que Él pasará primeramente por Babilonia, y ejecutará Su juicio contra esa ciudad impía.La Segunda Venida del Señor Jesucristo se refleja en el capítulo siguiente de Apocalípsis, el capítulo 19. ¿Cuál será la reacción a la destrucción de esa gran ciudad? Bueno, habrá gran angustia en el mundo. Pero también veremos el regocijo que habrá en el Cielo a causa del juicio de Babilonia.
Este es un adelanto muy interesante de estudio sobre el futuro de nuestra Humanidad, y de nuestro planeta Tierra. ¡Que Dios bendiga Su Palabra y a ti amigo!
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