El destino del Mundo
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sábado, 1 de octubre de 2016
JESUITAS INFILTRADOS
Origen de los Jesuitas, metas y propósitos
En el siglo XVI grandes cambios estaban sacudiendo Europa. Un monje llamado Martín Lutero se atrevió a desafiar la autoridad del Papa, no con el propósito de crear una división en la iglesia Romana sino el de lograr que se dejaran de lado doctrinas y formas que no armonizaban con la Palabra de Dios (las indulgencias, la adoración a las reliquias de los mártires, y la autoridad del Papa por encima de la Biblia)
Lutero puso sus ideas por escrito, y las mismas fueron expuestas con el nombre de " Cuestionamiento al poder y eficacia de las indulgencias" mas conocidas en la historia como las "95 Tesis". Todo esto dio comienzo a un debate teológico que desembocaría en la llamada "Reforma Protestante".
En este contexto religioso, surge (1534) de la mano de Ignacio de Loyola, una nueva orden monástica, con el nombre de "La Compañía de Jesús" o mas conocida con el nombre de "Jesuitas".
Ignacio de Loyola, escribió un libro llamado "Ejercicios Espirituales". En este libro, están prescritas todas las actividades espirituales que tiene que hacer el novicio como el sacerdote ordenado.
"Ignacio de Loyola, el fundador, quiso que sus miembros estuviesen siempre preparados para ser enviados con la mayor celeridad allí donde fueran requeridos por la misión de la Iglesia. Por eso, los jesuitas profesan los tres votos normativos de la vida religiosa (obediencia, pobreza y castidad) y, además, un cuarto voto de obediencia al papa, «circa misiones». La Fórmula del Instituto (confirmada por [el papa] Julio III en 1550) dice: «Militar para Dios bajo la bandera de la cruz y servir sólo al Señor y a la Iglesia, su Esposa, bajo el Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra»" (Wikipedia, artículo: Compañía de Jesús).
En el año 2014 la Compañia de Jesús estaba formada por: 16 968 jesuitas [12 107 sacerdotes, 1331 hermanos { estas personas no son monjes ni sacerdotes ordenados. Están conformados por teólogos, docentes, abogados, empresarios, etc.}, 2842 estudiantes y 706 novicios] (Anuario pontificio:www.catholic-hierarchy.org/diocese/dqsj0.html).
En siglo XX, un jesuita muy destacado fue Pierre Teilhard de Chardin, quien con su filosofía propició una unión entre la ciencia evolucionista y el creacionismo bíblico. "Para Teilhard, la evolución tiene... 3 fases o etapas: la geosfera (o evolución geológica), la biosfera (o evolución biológica), la noosfera (o evolución de la conciencia universal). Esta última, conducida por la humanidad, alcanzará la última etapa de la evolución en la cristósfera" (Wikipedia, articulo: Noosfera).
Hoy en día el personaje mas importante en el campo de los jesuitas es papa Francisco I, por ser el primer papa salido de la orden.
"Conflicto de los siglos"
: "La causa protestante se veía entonces rodeada de grandes peligros. Los anatemas del papa tronaban contra Ginebra, y poderosas naciones amenazaban destruirla. ¿Cómo iba tan pequeña ciudad a resistir a la poderosa jerarquía que tan a menudo había sometido a reyes y emperadores? ¿Cómo podría vencer los ejércitos de los grandes capitanes del siglo? En toda la cristiandad se veía amenazado el protestantismo por formidables enemigos. Pasados los primeros triunfos de la Reforma, Roma reunió nuevas fuerzas con la esperanza de acabar con ella. Entonces fue cuando nació la orden de los jesuitas, que iba a ser el más cruel, el menos escrupuloso y el más formidable de todos los campeones del papado. Libres de todo lazo terrenal y de todo interés humano, insensibles a la voz del afecto natural, sordos a los argumentos de la razón y a la voz de la conciencia, no reconocían los miembros más ley, ni más sujeción que las de su orden, y no tenían más preocupación que la de extender su poderío.
El evangelio de Cristo había capacitado a sus adherentes para arrostrar los peligros y soportar los padecimientos, sin desmayar por el frío, el hambre, el trabajo o la miseria, y para sostener con denuedo el estandarte de la verdad frente al potro, al calabozo y a la hoguera. Para combatir contra estas fuerzas, el jesuitismo inspiraba a sus adeptos un fanatismo tal, que los habilitaba para soportar peligros similares y oponer al poder de la verdad todas las armas del engaño. Para ellos ningún crimen era demasiado grande, ninguna mentira demasiado vil, ningún disfraz demasiado difícil de llevar. Ligados por votos de pobreza y de humildad perpetuas, estudiaban el arte de adueñarse de la riqueza y del poder para consagrarlos a la destrucción del protestantismo y al restablecimiento de la supremacía papal.
Al darse a conocer como miembros de la orden, se presentaban con cierto aire de santidad, visitando las cárceles, atendiendo a los enfermos y a los pobres, haciendo profesión de haber renunciado al mundo, y llevando el sagrado nombre de Jesús, de Aquel que anduvo haciendo bienes. Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban a menudo propósitos criminales y mortíferos. Era un principio fundamental de la orden, que el fin justifica los medios. Según dicho principio, la mentira, el robo, el perjurio y el asesinato, no solo eran perdonables, sino dignos de ser recomendados, siempre que vieran los intereses de la iglesia. Con muy diversos disfraces se introducían los jesuitas en los puestos del estado, elevándose hasta la categoría de consejeros de los reyes, y dirigiendo la política de las naciones. Se hacían criados para convertirse en espías de sus señores. Establecían colegios para los hijos de príncipes y nobles, y escuelas para los del pueblo; y los hijos de padres protestantes eran inducidos a observar los ritos romanistas. Toda la pompa exterior desplegada en el culto de la iglesia de Roma se aplicaba a confundir la mente y ofuscar y embaucar la imaginación, para que los hijos traicionaran aquella libertad por la cual sus padres habían trabajado y derramado su sangre. Los jesuitas se esparcieron rápidamente por toda Europa y doquiera iban lograban reavivar el papismo. (pp. 215,216)
Por lo expresado por la Sra. de White, podemos considerar que durante los siglos XVI y XVII, los jesuitas fueron "los soldados de papado para combatir el protestantismo", y que se valieron de métodos sutiles, crueles y criminales.
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