El destino del Mundo

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jueves, 22 de junio de 2017

Devoción Matutina Adultos Doble porción de maná



LA LEY Y EL SÁBADO

«En el sexto día recogieron doble porción de comida». Éxodo 16: 22

AL SEXTO DÍA el pueblo recogió doble porción de maná. Los jefes inmediatamente le comunicaron a Moisés lo que había pasado. Su respuesta fue: «Esto es lo que ha dicho Jehová: “Mañana es sábado, el día reposo consagrado a Jehová”» (Éxo. 16:23) […].

Dios requiere que hoy su santo día se observe tan sagradamente como en el tiempo de Israel. El mandamiento que se dio a los hebreos debe ser considerado por todos los cristianos como una orden de parte de Dios para ellos. El día anterior al sábado debe ser un día de preparación a fin de que todo esté listo para sus horas sagradas. Bajo ninguna circunstancia debemos permitir que nuestros propios negocios ocupen el tiempo sagrado. Dios ha mandado que se atienda a los que sufren y a los enfermos; el trabajo necesario para darles bienestar es una obra de misericordia, y no es una violación del sábado; pero todo trabajo innecesario debe evitarse. Muchos, por descuido, postergan hasta el inicio del sábado cosas pequeñas que pudieron haberse hecho en el día de preparación. Esto no debe ocurrir. El trabajo que no se hizo antes de iniciar el sábado debe quedar sin hacerse hasta que pase ese día. Este procedimiento fortalecerá la memoria de los distraídos, y los ayudará a realizar sus tareas en los seis días de trabajo.

Cada semana, durante su largo peregrinaje por el desierto, los israelitas presenciaron un triple milagro que debía inculcarles la santidad del sábado: cada sexto día caía doble cantidad de maná, nada caía el día séptimo, y la porción necesaria para el sábado se conservaba sin descomponerse, mientras que si se guardaba los otros días, se descomponía.


En el relato del maná hallamos evidencias contundentes de que el sábado no fue establecido, como muchos alegan, cuando se promulgó la ley en el Sinaí. Antes de que los israelitas llegaran al Sinaí, comprendían perfectamente que tenían la obligación de guardar el sábado. Al tener que recoger cada viernes doble porción de maná en preparación para el sábado, día en que no caía, la naturaleza sagrada del día de descanso les era constantemente recordada. Y cuando parte del pueblo salió en sábado a recoger maná, el Señor preguntó: «Hasta cuándo seguirán desobedeciendo mis leyes y mandamientos?»



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