El destino del Mundo

Dios creó nuestra historia y a ÉL nos debemos

domingo, 18 de diciembre de 2016

El sueño de Dios para ti

El cruce de los elegidos a la eternidad


 “[Jesús], por su parte, solía retirarse a lugares solitarios para orar”.


Lucas 5:16, NVI


DALLAS WILLARD HABLA de experimentos realizados con ratones y anfetamina (una sustancia que induce un mayor estado de vigilia). Cuando se mantiene solo a un ratón, hace falta veinte veces más de anfetamina para matarlo que cuando está en un grupo. De hecho, los investigadores descubrieron que si ponían a un ratón que no hubiera consumido anfetamina en medio de un grupo ya sometido a la sustancia, ¡ese pobre ratón libre de la sustancia moría en menos de diez minutos! Tan enérgico era el errático comportamiento del grupo de ratones drogados que el ratón sano empezaba a imitar la frenética disfunción de sus congéneres y acababa cayendo muerto al tratar simplemente de seguirles el ritmo. ¿Qué quiere decir Willard? “Nuestra conformidad con el patrón social es apenas menos notable que la de los ratones, e igual de letal” (Spirit of the Disciplines, p. 161). Y ahí está la lección que necesita la generación de Jesús. La hipnótica atracción del patrón social de esta cultura únicamente puede ser rota si nos apartamos de ella, tal como hacía Jesús.

¿Por qué Jesús se retiraba a lugares solitarios a orar? “Ninguna vida estuvo tan llena de trabajo y responsabilidad como la de Jesús, y, sin embargo, cuán a menudo se le encontraba en oración. Cuán constante era su comunión con Dios. […] En una vida completamente dedicada al beneficio ajeno, el Salvador hallaba necesario retirarse de los caminos muy transitados y de las muchedumbres que le seguían día tras día. Debía apartarse de una vida de incesante actividad y contacto con las necesidades humanas, para buscar retraimiento y comunión directa con su Padre. Como uno de nosotros, participante de nuestras necesidades y debilidades, dependía enteramente de Dios, y en el lugar secreto de oración, buscaba fuerza divina, a fin de salir fortalecido para hacer frente a los deberes y las pruebas. […] Por medio de la comunión continua, recibía vida de Dios a fin de impartirla al mundo. Su experiencia ha de ser la nuestra” (El Deseado de todas las gentes, cap. 38, p. 335; la cursiva es nuestra).

Para una generación que ora deseando cruzar al otro lado, no hace falta ser un genio para sugerir que ¡el estado de la civilización de la tierra esa hora final será como el de los ratones drogados con anfetamina! Por lo tanto, es absolutamente imprescindible que tú y yo mantengamos y protejamos nuestra soledad cotidiana con Jesús, pase lo que pase. El enemigo de todos nosotros sabe que si puede atraernos a la conformidad con los patrones sociales y la cultura caída de esta sociedad, el frenesí absoluto de intentar imitarlos nos destruirá. Por el bien de su alma y de su misión, nuestro Maestro y Ejemplo se apartaba a menudo a lugares desiertos para orar. Por el bien de nuestra alma y de nuestra misión, ¿podemos permitirnos el lujo de obrar de forma distinta?

 

 

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