El destino del Mundo

Dios creó nuestra historia y a ÉL nos debemos

lunes, 5 de diciembre de 2016

EL REINO DE DIOS Y SATANAS

—————————————————————— ¿Cómo FUE que comenzó el mal? ¿Por qué EXISTE el mal? Este es uno de los capítulos más abarcantes en toda esta narración de las edades. Lea la más asombrosa de las historias—cómo comenzó el pecado— Aunque rodeado de una abnegación contínua, algo ocurrió. ¿Qué podría convertir a un ángel en un demonio—y hacerlo en medio del cielo? Esto es algo que usted deseará leer. Le revelará por qué Dios tuvo que esperar—y el maravilloso futuro reservado para sus hijos—y porqué él lo hizo.

 Para muchos el origen del pecado y el por qué de su existencia es causa de gran perplejidad. Ven la obra del mal con sus terribles resultados de dolor y desolación, y se preguntan cómo puede existir todo eso bajo la soberanía de aquel cuya sabiduría, poder y amor son infinitos. Es esto un misterio que no pueden explicarse. Y su incertidumbre y sus dudas los dejan ciegos ante las verdades plenamente reveladas en la palabra de Dios y esenciales para la salvación. Hay quienes, en sus investigaciones acerca de la existencia del pecado, tratan de inquirir lo que Dios nunca reveló; de aquí que no encuentren solución a sus dificultades; y los que son dominados por una disposición a la duda y a la cavilación lo aducen como disculpa para rechazar las palabras de la Santa Escritura.

Es imposible explicar el origen del pecado y dar razón de su existencia. Sin embargo, se puede comprender suficientemente lo que atañe al origen y a la disposición final del pecado, para hacer enteramente manifiesta la justicia y benevolencia de Dios en su modo de proceder contra todo mal. Nada se enseña con mayor claridad en las Sagradas Escrituras que el hecho de que Dios no fue en nada responsable de la introducción del pecado en el mundo, y de que no hubo retención arbitraria de la gracia de Dios, ni error alguno en el gobierno divino que dieran lugar a la rebelión. El pecado es un intruso, y no hay razón que pueda explicar su presencia. Es algo misterioso e inexplicable; excusarlo equivaldría a defenderlo. Si se pudiera encontrar alguna excusa en su favor o señalar la causa de su existencia, dejaría de ser pecado. La única definición del pecado es la que da la Palabra de Dios: “el pecado es transgresión de la ley”; es la manifestación exterior de un principio en pugna con la gran ley de amor que es el fundamento del gobierno divino.









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