Satanás acusó a Dios de no ser digno de
confianza y de ser injusto. Dios nos dio la libertad de escoger, y la
historia humana muestra el resultado de la rebelión, y el increíble
poder del amor de Dios para salvarnos.
La humanidad entera se encuentra envuelta en un conflicto de
proporciones extraordinarias entre Cristo y Satanás en torno al carácter
de Dios, su ley y su soberanía sobre el universo. Este conflicto se
originó en el cielo cuando un ser creado, dotado de libre albedrío, se
exaltó a sí mismo y se convirtió en Satanás, el adversario de Dios, e
instigó a rebelarse a una porción de las angeles. El introdujo el
espíritu de rebelión en este mundo cuando indujo a pecar a Adán y a Eva.
El pecado produjo como resultado la distorsión de la imagen de Dios en
la humanidad, el trastorno del mundo creado y posteriormente su completa
devastación en ocasión del diluvio universal. Observado por toda la
creación, este mundo se convirtió en el campo de batalla del conflicto
universal, a cuyo término el Dios de amor quedará finalmente vindicado.
Para ayudar a su pueblo en este conflicto, Cristo envía al Espíritu
Santo y a los ángeles leales para que lo guíen, lo protejan y lo
sustenten en el camino de la salvación (Apocalipsis 12:4-9; Isaías
14:12-14; Ezequiel 28:12-18; Génesis 3; Romanos 1:19-32; 5:12-21;
8:19-22; Génesis 6-8; 2 Pedro 3:6; 1 Corintios 4:9; Hebreos 1:14).
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