«Y
hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y
esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente».
Apocalipsis 13:16
MIENTRAS SATANÁS trata de destruir a
los que honran la ley de Dios, los hará acusar como transgresores de la
ley, como personas que están deshonrando a Dios y atrayendo sus castigos
sobre el mundo. […]
Los que honran el día de reposo bíblico
serán denunciados como enemigos de la ley y del orden, como
trasgresores de las restricciones morales de la sociedad, y por lo tanto
causantes de anarquía y corrupción que atraen sobre la tierra los
juicios de Dios. Sus escrúpulos serán presentados como obstinación,
terquedad y rebeldía contra la autoridad. Serán acusados de deslealtad
hacia el gobierno. Los pastores que niegan la obligación de observar la
ley divina predicarán desde el pulpito que hay que obedecer a las
autoridades civiles porque fueron instituidas por Dios. En las asambleas
legislativas y en los tribunales se calumniará y condenará a los que
guardan los mandamientos. Se falsearán sus palabras, y se atribuirán a
sus móviles las peores intenciones.
A medida que las iglesias protestantes
rechacen los claros argumentos de la Biblia en defensa de la ley de
Dios, desearán imponer silencio a aquellos cuya fe no pueden rebatir con
la Biblia. Aunque se nieguen a verlo, el hecho es que están asumiendo
una actitud que dará por resultado la persecución de los que se niegan,
por motivos de conciencia, a hacer lo que el resto del mundo cristiano
está haciendo y a reconocer las afirmaciones hechas en favor del día de
reposo papal.
Los dignatarios de la iglesia y del
estado se unirán para hacer que todos honren el domingo, y para ello
apelarán al soborno, a la persuasión o a la fuerza. La falta de
autoridad divina se suplirá con ordenanzas opresoras. La corrupción
política está destruyendo el amor a la justicia y el respeto a la
verdad; y hasta en los Estados Unidos de la libre América, se verá a los
representantes del pueblo y a los legisladores tratar de asegurarse el
favor público doblegándose a las exigencias populares por una ley que
imponga la observancia del domingo. La libertad de conciencia que tantos
sacrificios ha costado no será ya respetada. En el conflicto que está
por estallar veremos cumplirse las palabras del profeta: «Entonces el
dragón se llenó de ira contra la mujer y se fue a hacer la guerra contra
el resto de la descendencia de ella, contra los que guardan los
mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo» (Apoc.
12:17).
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