- “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos” (Rom. 5:18, 19 ( CB ) ). ¿Qué contraste se presenta aquí? ¿Qué esperanza se nos ofrece en Cristo?
Como seres humanos, de Adán no recibimos nada más que la sentencia de muerte. No obstante, Cristo intervino y recorrió el terreno donde Adán cayó, soportando todas las pruebas en nombre de los seres humanos. Él redimió el desgraciado fracaso de Adán y su caída y, por consiguiente, como nuestro Sustituto, nos puso en un lugar privilegiado delante de Dios. Por lo tanto, Jesús es el “segundo Adán”.
“El segundo Adán era un ser moral libre, responsable por su conducta. Rodeado por influencias intensamente sutiles y engañosas, estuvo en una condición mucho menos favorable que el primer Adán para vivir una vida sin pecado; sin embargo, en medio de los pecadores, resistió toda tentación a pecar y mantuvo su inocencia. Siempre estuvo sin pecado” (CBA 6:1.074).
“El segundo Adán era un ser moral libre, responsable por su conducta. Rodeado por influencias intensamente sutiles y engañosas, estuvo en una condición mucho menos favorable que el primer Adán para vivir una vida sin pecado; sin embargo, en medio de los pecadores, resistió toda tentación a pecar y mantuvo su inocencia. Siempre estuvo sin pecado” (CBA 6:1.074).
- ¿De qué manera se contrastan los actos de Adán y de Cristo en Romanos 5:15 al 19 ( CB ) ?
Considera estos conceptos opuestos: muerte, vida; desobediencia, obediencia; condenación, justificación; pecado, justicia. ¡Jesús vino y deshizo todo lo que Adán había hecho!
También es fascinante que la palabra don aparezca cinco veces en Romanos 5:15 al 17. ¡Cinco veces! La razón es sencilla: Pablo enfatiza que la justificación no se gana; llega como regalo. Es algo que no merecemos. Como con todo regalo, tenemos que extender la mano y aceptarlo; y en este caso, reclamamos este don por la fe.
También es fascinante que la palabra don aparezca cinco veces en Romanos 5:15 al 17. ¡Cinco veces! La razón es sencilla: Pablo enfatiza que la justificación no se gana; llega como regalo. Es algo que no merecemos. Como con todo regalo, tenemos que extender la mano y aceptarlo; y en este caso, reclamamos este don por la fe.
¿Cuál fue el mejor regalo que recibiste? ¿Qué lo hacía tan bueno, tan especial? ¿Por qué el hecho de que fuese un regalo, en vez de algo que obtuviste, hace que lo aprecies mucho más? Con todo, ¿cómo se podría comenzar a comparar este regalo con lo que tenemos en Jesús?
Reavivados por su Palabra: Hoy, Daniel 2 – Durante esta semana, PR cap. 50.
Viernes 10 de noviembre // Lección 6 Audio Diálogo Bíblico D. Bíblico Resumen
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee “Ayuda en la vida cotidiana”, El ministerio de curación, pp. 373-375; “Cristo, el centro del mensaje”, Mensajes selectos, t. 1, pp. 449-451; y “La tentación y la caída”, Patriarcas y profetas, pp. 34-47.
“Muchos están engañados acerca de la condición de su corazón. No comprenden que el corazón natural es engañoso más que todas las cosas, y desesperadamente impío. Se envuelven con su propia justicia y están satisfechos con alcanzar su propia norma humana de carácter” (MS 1:376).
“Hay gran necesidad de que Cristo sea predicado como la única esperanza y salvación. Cuando la doctrina de la justificación por la fe fue presentada [...] llego´ a muchos como el agua que recibe el viajero sediento. El pensamiento de que nos es imputada la justicia de Cristo, no debido a ningún mérito de nuestra parte, sino como una dádiva gratuita de Dios, pareció un pensamiento precioso” (ibíd., p. 422).
“El cual es figura del que había de venir (5:14). ¿En qué sentido es Adán figura de Cristo? Así como Adán se convirtió en causa de muerte para sus descendientes, aunque estos no comieron del árbol prohibido, así también Cristo se convirtió en un dispensador de justicia para los que son suyos, aunque estos no hayan obtenido ninguna justicia; porque mediante la Cruz, él ha conseguido ( justicia) para todos los hombres. La figura de la transgresión de Adán está en nosotros, porque morimos como si hubiésemos pecado como él. La figura de Cristo está en nosotros, porque vivimos como si hubiéramos cumplido toda justicia como él”.–M. Lutero, Commentary on Romans, pp. 96, 97.
“Muchos están engañados acerca de la condición de su corazón. No comprenden que el corazón natural es engañoso más que todas las cosas, y desesperadamente impío. Se envuelven con su propia justicia y están satisfechos con alcanzar su propia norma humana de carácter” (MS 1:376).
“Hay gran necesidad de que Cristo sea predicado como la única esperanza y salvación. Cuando la doctrina de la justificación por la fe fue presentada [...] llego´ a muchos como el agua que recibe el viajero sediento. El pensamiento de que nos es imputada la justicia de Cristo, no debido a ningún mérito de nuestra parte, sino como una dádiva gratuita de Dios, pareció un pensamiento precioso” (ibíd., p. 422).
“El cual es figura del que había de venir (5:14). ¿En qué sentido es Adán figura de Cristo? Así como Adán se convirtió en causa de muerte para sus descendientes, aunque estos no comieron del árbol prohibido, así también Cristo se convirtió en un dispensador de justicia para los que son suyos, aunque estos no hayan obtenido ninguna justicia; porque mediante la Cruz, él ha conseguido ( justicia) para todos los hombres. La figura de la transgresión de Adán está en nosotros, porque morimos como si hubiésemos pecado como él. La figura de Cristo está en nosotros, porque vivimos como si hubiéramos cumplido toda justicia como él”.–M. Lutero, Commentary on Romans, pp. 96, 97.
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