Somos mayordomos de Dios, a quienes se nos ha confiado tiempo y oportunidades, capacidades y posesiones, y las bendiciones de la Tierra y sus recursos. Reconocemos el derecho de propiedad porPARTE de Dios mediante nuestro servicio fiel a él y a nuestros semejantes, y mediante la devolución de los diezmos y las ofrendas que damos para la proclamación de su evangelio, y para el sostén y el desarrollo de su iglesia.
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