Por medio del bautismo, confesamos nuestra fe en la muerte y la resurrección de Jesucristo, y damos testimonio de nuestra muerte al pecado y de nuestro propósito de andar en novedad de vida, siendo recibidos como miembros de su iglesia. Se realiza por inmersión en agua, y sigue a la instrucción en las Sagradas Escrituras y a la aceptación de sus enseñanzas.
Rom. 6:1-6; Col. 2:12, 13; Hech. 16:30-33; 22:16; 2:38; Mat. 28:19, 20
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