El destino del Mundo
lunes, 31 de octubre de 2022
¿CUANDO ALGUIEN MUERE A DONDE SE DIRIGE?
viernes, 28 de octubre de 2022
TADEO: EL APOSTOL DESCONOCIDO
Después subió al monte y llamó a sí a los que él quiso, y vinieron a él. Designó entonces a doce para que estuvieran con él, para enviarlos a predicar y que tuvieran autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios.
Marcos 3: 13-15
DE LOS DOCE DISCÍPULOS A QUIENES JESÚS ordenó «para que estuvieran con él», ¿a cuál podríamos llamar «el apóstol desconocido»? En opinión de Kit Watts, quizá con mucha razón, a Tadeo*
¿Qué sabemos de Tadeo? La verdad, casi nada, aparte de que, al parecer, su verdadero nombre no era Tadeo. En algunas versiones de la Biblia aparece como «Lebeo, por sobrenombre Tadeo» (Mat. 10:3, RV60, RV95). Lucas lo llama Judas, «hermano de Jacobo» (Luc. 6:16; Hech. 1:13). Lo mismo hace Juan, solo que, cuando lo menciona, se apresura a aclarar, «no el Iscariote» (Juan 14:22). El caso es que, sea que lo llamemos Tadeo, o Lebeo, o Judas, muy poco sabemos de él, aparte de que era «uno de los doce». Aunque...
Excepto por una ocasión en la que aparece haciendo una pregunta (ver Juan 14: 22), la Escritura no dice nada más de él. Todo lo cual hace que uno se pregunte: ¿Por qué escogería Jesús a una persona tan «ordinaria» como uno de sus apóstoles?
A pesar de lo «ordinario» que Tadeo parecía ser, Jesús vio en él lo que nadie más pudo ver: un corazón obediente y fiel. Alguien en quien Jesús podía confiar la predicación del evangelio, aunque no recibiera alabanzas. Tenemos, por lo tanto, buenas razones para creer que Tadeo, no solo predicó el evangelio, sino que al igual que los demás discípulos, tuvo «autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios» (Mar. 3: 14-15). Y todo ello a pesar de ser, en apariencia, una persona «ordinaria».
¿No hay aquí una valiosa lección para nosotros? ¿A cuántos, de quiénes Dios ha escogido a través de los siglos, podemos llamar gente extraordinaria, poderosa 0 «de noble cuna» (ver 1 Cor. 1: 26, NVI)? Más bien diríamos que, abrumadoramente, somos gente «ordinaria».
La razón, según escribe el apóstol Pablo, es esta: «Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. [..] Escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse» (vers. 27-29, NVI).
¿Qué podemos decir, entonces? Decimos: ¡Gracias a Dios por los «Tadeos» de todas las edades! Aunque no son muy visibles, están en todas partes —las oficinas, los colegios, las industrias, los hospitales, los campos misioneros, los hogares-, cumpliendo fielmente su obra para la gloria de Dios.
Padre celestial, lléname hoy de tu Santo Espíritu. Solo así podré hacer tu obra sin esperar aplausos ni reconocimientos, sino para la gloria de Jesucristo.
Un saludo
Eliseo Cuesta
jueves, 27 de octubre de 2022
QUE ESTOY HACIENDO POR ÉL
«Jesús les contó otra parábola: «El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que un hombre sembró en su campo. Sin duda, esta es la más pequeña de todas las semillas; pero, cuando crece, es la más grande de las plantas..»
( Mateo 13:31-32)
SEGÚN NOS CUENTA JOHN STOTT, Nicolaus era apenas un adolescente cuando él y cinco amigos de la escuela fundaron un grupo de oración. Lo llamaron «la orden del grano de mostaza». Su misión principal era «llevar el evangelio hasta lo último de la tierra». Su lema: «Nadie vive para sí».
Cuando llegaron los años de universidad, Nicolaus, cediendo a la presión familiar, optó por estudiar leyes en la Universidad de Wittenberg. Apenas se graduó, en 1719, le tocó enfrentar su primera gran prueba. Era costumbre entre los nobles de la época que los recién graduados hicieran un recorrido por las principales ciudades de Europa. El objetivo era que los jóvenes llegaran a ser «hombres de mundo». Nicolaus dejó en claro su posición. «Si el objetivo [de este viaje] —dijo— es hacer de mí “un hombre de mundo”, les aseguro que malgastarán su dinero; porque es la voluntad de Dios que yo viva solo para Jesucristo».
Y para Jesucristo vivió, porque el conde Nicolaus Ludwig von Zinzendorf le hizo honor a lo que, según John Stott, era su «incuestionable, inquebrantable y envolvente devoción al Cordero de Dios». «Solo tengo una pasión —declaró Nicolaus—: es él, solo él». Una pasión que comenzó temprano en su vida, y que luego se profundizó cuando, de visita en Dusseldorf, por primera vez vio la obra Ecce Homo («He aquí el Hombre»), del italiano Domenico Fetti. La pintura muestra a Cristo en el momento en el que Pilato lo presenta ante la multitud, después de haberlo azotado, con la corona de espinas y el manto de púrpura. Dice el relato que el joven Nicolaus contempló absorto el rostro de Cristo, mientras leía las palabras escritas al pie del cuadro: «Esto hice por ti; ¿Qué estás haciendo tú por mí?».
En los años que siguieron, Zinzendorf usó su riqueza para la predicación del evangelio. Su obra tuvo un alcance tan amplio que, según Ruth Tucker, durante el siglo XVIII nadie hizo una contribución mayor que él para lo que más tarde serían las sociedades misioneras.
Poco después de leer la historia del conde Zinzendorf, recordé el himno: «¿Qué estás haciendo por Cristo/ mientras él vida te da?/ ¿Sembrando estás su Palabra/ o te hallas durmiendo quizá?» (Himnario adventista, ed. 2010, No. 557).
No pude evitar hacerme la pregunta: «¿Qué estoy haciendo yo por Cristo?».
Bendito Cristo, sé que no he hecho mucho por ti, pero hoy quiero entregarte mi vida, y decirte que la puedes usar, de acuerdo a tu voluntad y para tu gloria.
https://www.youtube.com/watch?v=au3r-mBz-S4
Un saludo
Eliseo Cuesta
miércoles, 26 de octubre de 2022
EL SEÑOR SE DEJA ENCONTRAR
El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene y compra aquel campo.
Mateo 13: 44
¿QUÉ TIENE QUE VER UN TESORO oculto con el reino de los cielos? A simple vista, nada; sin embargo…
La parábola del tesoro escondido refleja la experiencia de quienes han descubierto el tesoro del evangelio. Veamos por qué. Lo primero que salta a la vista en la parábola es el hecho de que el hombre que consigue el tesoro no lo está buscando; pero este hecho no impide que de inmediato perciba su gran valor. Por eso vende todo lo que tiene con tal de adquirirlo.
Lo segundo es que, aunque la parábola no da los detalles, es fácil suponer que cuando el hombre revela sus planes, enfrenta fuerte oposición: «Su familia y sus vecinos piensan que procede como un loco. No ven valor alguno en ese terreno descuidado. Pero el hombre sabe lo que hace» (Palabras de vida del gran Maestro, cap. 8, pp. 75-76).
Todavía un tercer detalle: el hombre que encuentra el tesoro, no solo sacrifica todo cuanto tiene, sino que además lo hace «gozoso». En lugar de temor o incertidumbre, hay gozo en su corazón.
¿Vemos ahora por qué el reino de los cielos es «semejante a un tesoro escondido»? «El evangelio es el tesoro» (ibíd., p. 76). Un tesoro que permanece escondido para quienes son sabios en su propia opinión, pero que revela su hermosura a quienes no consideran «ningún sacrificio demasiado caro para ganar los tesoros de la verdad» (ibíd.). Algo así como lo que ocurrió a Wilfred Grenfell.
Wilfred, un joven médico radicado en Londres, regresaba un día a su casa cuando a la distancia vio una gran carpa. Por curiosidad, se acercó al lugar. Era un ciclo evangelístico dirigido por Dwight L. Moody. Wilfred no pensaba quedarse, pero entonces sucedió algo gracioso. Como la persona que estaba orando demoraba mucho en terminar, Moody se puso de pie y dijo: «Amigos, vamos a cantar un himno mientras nuestro hermano termina de orar». La ocurrencia hizo que Grenfell permaneciera hasta el final. Luego asistió al siguiente programa, y al siguiente…
Sin buscarlo, Wilfred Grenfell había encontrado un precioso tesoro.
Posteriormente, aceptaría a Cristo como su Salvador y, gozoso por ello,
«vendería todo» para servirle. Según escriben Ron y Dorothy Watts,
durante unos cuarenta años suplió las necesidades médicas de la gente en
Terranova y Labrador (Canadá); «fundó cinco hospitales y siete puestos
de enfermería; abrió orfelinatos, iglesias y escuelas. Mejoró las
condiciones de vida de los esquimales, nativos y blancos en general».
¡Y pensar que todo comenzó cuando encontró un tesoro que no estaba buscando! ¿O sería que «el Tesoro» lo encontró a él?
¡Y pensar que todo comenzó cuando encontró un tesoro que no estaba buscando! ¿O sería que «el Tesoro» lo encontró a él?
Gracias, precioso Jesús, porque eres mi mayor tesoro; y gracias por ese bendito día cuando, sin buscarte, te encontré.
Un saludo
Eliseo Cuesta
LA RELIGION FALSA: ¿QUIEN LA DIFUNDE?
Las consecuencias de la religión falsa ya se están haciendo sentir y tendrán repercusiones dramáticas en la vida de usted
dentro de la próxima década: ¡mucho más graves de lo que usted
probablemente se imagina! Esta revelación explosiva no es solamente para
la "gente religiosa" sino para todos. Los afectados seremos todos.
Es preciso que cada uno de nosotros se pregunte: "¿Cómo llegué a creer lo que creo hoy acerca de la religión, la moral y todo el propósito de la existencia humana? Si mis familiares y yo nos hemos limitado a acoger las ideas de aceptación general, ¿no será posible que los demás hayan hecho lo mismo? ¿Es posible que hayamos aceptado ciegamente ideas religiosas falsas, las cuales habrían incidido en el modo como se desarrollaron nuestras sociedades y en los sistemas jurídicos, educativos y aun religiosos que hemos diseñado y que aceptamos como cosas recibidas?"
¿Se ha hecho usted estas preguntas fundamentales?
Si hay un Dios real, y si la Biblia es su revelación inspirada para la humanidad, ¡entonces debemos considerar cuidadosamente lo que ella dice sobre estos temas! Las Sagradas Escrituras dicen específicamente: "Examinadlo todo; retened lo bueno" (1 Tesalonicenses 5:21).
Una y otra vez, la Biblia muestra claramente que la mayoría de los humanos están engañados. Refiriéndose a los tiempos del fin, el apóstol Juan describió así al diablo: "Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él" (Apocalipsis 12:9). Dentro de este "mundo entero" que Juan cita, se incluyen los dos mil millones de "cristianos" miembros de las grandes iglesias. ¡Muchos de ellos están engañados! Estas personas y sus predicadores no tienen la intención de hacer daño, porque una persona engañada no sabe que está engañada. Es importante que entendamos esto.
Teniendo en cuenta esta aclaración, no escribo lo anterior para criticarlos, sino porque el Dios del cielo me manda predicar la Verdad. De nada le sirve al lector que me limite a repetir las perogrulladas de siempre y asegurar que "todo está bien" ¡cuando todo no está bien! Nos estamos acercando al final de 6.000 años en que el hombre ha estado bajo la influencia de Satanás el diablo, a quien Jesucristo denomina "el príncipe de este mundo" (Juan 14:30)
El Evangelio nos advierte que Satanás es capaz de citar las Escrituras. ¡Tuvo incluso, la audacia de citarlas ante el Autor de las mismas, Jesucristo! "Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra" (Mateo 4:5–6).
Luego, el diablo le ofreció a Jesús "todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares" (vv. 8–9).
Jesús, como es lógico, conocía los principios espirituales de que se trataba y respondió citando el pasaje apropiado de las Escrituras: "Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás" (v. 10). Jesús optó por obedecer a Dios y recibir el reino de manos de su Padre, cuando el Padre dispusiera y del modo que dispusiera.
Más tarde, cuando acusaron a Jesús de recurrir a Beelzebú para echar fuera a los demonios, dijo: "Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino?" (Mateo 12:25–26).
¡Satanás sí tiene un reino! Él es el "dios" invisible de este mundo (2 Corintios 4:4). Es el principal embaucador de hombres y naciones. "Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él" (Apocalipsis 12:9).
Satanás es el ser espiritual que ejercerá una poderosa influencia, e incluso posesión, sobre un dictador político futuro de gran acogida. Este dictador a su vez seducirá a una superpotencia mundial dentro de una Europa renacida, militante y unida: ¡la "Babilonia" de los tiempos del fin! Satanás será el "dios" animador y sustentador de un gran sistema religioso falso que respaldará a una gran potencia económico-militar, ¡potencia que dominará a todo el mundo! No me crea a mí ni lo que yo digo porque sí. ¡Búsquelo en la Biblia!
La palabra de Dios predice que ese sistema opresivo será energizado por demonios: "Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas" (Apocalipsis 18:1–4).
Satanás va a motivar a aquellos gobernantes del mundo a luchar contra Cristo cuando Él regrese como Rey de reyes y Señor de señores. Pero Cristo quitará a Satanás y su gobierno malévolo llegará a un fin seguro
Satanás el "falsificador"
Jesús condenó a los líderes religiosos de su época por su hipocresía. Aquellos personajes de la iglesia se hacían pasar por hombres piadosos pero se negaban a cumplir la intención espiritual de la ley divina. Jesús les atribuyó el carácter del propio Satanás, empleando la analogía de que Satanás era su padre, como suele decirse: "de tal palo, tal astilla". El Diablo miente y mata. ¿Por qué sorprenderse, pues, si sus hijos hacen lo mismo, predicando un evangelio pervertido de engaño y falsedad?
Es importante captar que Satanás es el verdadero "padre de mentira". Con su astucia, miente y enreda a la humanidad continuamente, y sus siervos hacen lo mismo. Mentir, para los que están bajo la influencia de Satanás, se vuelve tan común, ¡que a menudo les resulta más fácil hacerlo que decir la verdad!
Como parte de su complot para derrotar a Dios y frustrar su gran plan para la humanidad, ¡Satanás cuenta con sus propios ministros! El apóstol Pablo advirtió a los cristianos que Satanás y sus ministros engañarían en grande: "Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras" (2 Corintios 11:13–15).
El aspecto de muchos ministros de Satanás, y lo que dicen, se parece mucho a lo que la gente espera de un ministro de Cristo. Pero en realidad, están predicando "otro Jesús" y proclamando "otro evangelio". Le corresponde a cada individuo — ¡incluido usted!— estudiar la Biblia y comprobar lo que Jesús y los apóstoles enseñaban y practicaban.
Un abrazo
Eliseo Cuesta
martes, 25 de octubre de 2022
EL PECADO MAS SUTIL
Puesto de pie, el fariseo oraba consigo mismo de esta manera: «Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás, que son ladrones, injustos y adúlteros. ¡Ni siquiera soy como este cobrador de impuestos! Ayuno dos veces a la semana, y doy la décima parte de todo lo que gano»
Lucas 18: 11-12, RVC
¿CUÁL ES EL PECADO MÁS SUTIL? P. T. Forsyth lo llama «el pecado de la bondad»; es decir, el pecado de quienes se creen buenos, pero que no saben que no son buenos. *
Entiéndase bien: no hay nada malo en realizar actos de bondad. Uno de los atributos del carácter de Dios es su bondad (ver Éxo. 34:5-7); y la bondad es uno de los frutos del Espíritu (Gál. 5:22). ¿Por qué entonces, en la conocida parábola del fariseo y el cobrador de impuestos, no fue el fariseo el que recibió el perdón?
Entre sus virtudes el fariseo destaca que ayunaba dos veces por semana. Según escribe William Barclay, «la ley judía prescribía solo un ayuno absolutamente obligatorio –en el Día de la Expiación—.
Pero aquellos que querían obtener méritos especiales también ayunaban los lunes y jueves», precisamente los días cuando más gente visitaba Jerusalén por ser días de mercado. ** Por otra parte, el fariseo daba el diezmo de todo; así que es muy probable que también diezmara «la menta y el eneldo y el comino» (ver Mat. 23:23). Además, no robaba, no adulteraba ni cometía injusticias «como los demás».
¿Nos damos cuenta de cuán sutil es el «pecado» de la bondad? Más que una oración, lo que este fariseo hizo fue presentarle a Dios un informe pormenorizado de lo bueno que él era en comparación con los demás. ¡Cuán ofensiva, entonces, debe haber sido su oración! Por otra parte, «el recaudador de impuestos […] ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!»» (Luc. 18:13, NVI). No hace gala de sus buenas obras ni se compara con los demás; solo pide perdón apoyándose completamente en la misericordia de Dios.
¿Cuál es la lección para nosotros? La siguiente cita de Palabras de vida del gran Maestro la resume bien: «No hay nada que ofenda tanto a Dios, o que sea tan peligroso para el alma humana, como el orgullo y la suficiencia propia. De todos los pecados es el más desesperado, el más incurable» (cap. 13, p. 119).
Padre celestial, ayúdame para que «jamás se me ocurra jactarme de otra cosa que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo» (Gál. 6: 14, NVI).
Un saludo
DIOS les bendiga
Eliseo Cuesta