Ellos lo vencieron por medio de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos, y no amaron sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte.
12:7-11 Los intentos del dragón no tuvieron éxito en contra de la iglesia, y fatal para sus propios intereses. La sede de esta guerra estaba en el cielo; en la iglesia de Cristo, el reino de los cielos en la tierra. Las partes Cristo, el gran Ángel del pacto, y sus fieles seguidores; y Satanás y sus instrumentos. La fuerza de la Iglesia está en tener al Señor Jesús por el Capitán de su salvación. La idolatría pagana, que era la adoración de demonios, fue lanzado fuera del imperio de la propagación del cristianismo. La salvación y la fortaleza de la iglesia, son sólo para ser atribuido al Rey y Cabeza de la iglesia. El enemigo conquistado odia la presencia de Dios, pero él está dispuesto a aparecer allí, para acusar a la gente de Dios. Cuidemos de que le demos motivos para acusarnos; y que, cuando hemos pecado, nos vamos antes de que el Señor, condenamos a nosotros mismos, y nos comprometemos a nuestra causa a Cristo como nuestro Abogado. Los siervos de Dios han vencido a Satanás por la sangre del Cordero, como la causa. Por la palabra del testimonio de ellos: la poderosa predicación del evangelio es poderoso, a través de Dios, para derribar fortalezas. Por su valentía y paciencia en los sufrimientos: no han amado sus vidas tan bien pero podrían establecerlos en la causa de Cristo. Estos fueron los guerreros y las armas con las que el cristianismo derrocó el poder de la idolatría pagana; y si los cristianos hubieran continuado luchando con estas armas, y como éstos, sus victorias hubieran sido más numerosos y gloriosa, y los efectos más duraderos. Los redimidos vencido por una sencilla confianza en la sangre de Cristo, como el único fundamento de sus esperanzas. En esto hay que ser como ellos. No debemos mezclar cualquier cosa con esto.
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