El destino del Mundo
Dios creó nuestra historia y a ÉL nos debemos
domingo, 12 de noviembre de 2017
¿Cuán inspirada fue Ellen White?
En los últimos años se han planteado muchas preguntas relacionadas con la función adecuada de los escritos de Elena G. de White. ¿Qué relación tienen sus escritos con la Biblia? ¿Fue todo lo que ella escribió inspirado? ¿Ella tiene autoridad doctrinal? ¿Qué es correcto y qué es incorrecto al usar sus escritos? Es crucial que comprendamos el lugar apropiado del ministerio de Elena G. de White a la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
La Iglesia Adventista del Séptimo Día cree que Dios le ha dado inspiración divina a Elena de White. No nos referimos a expresiones proféticas ocasionales, pero esta persona afirma que toda su vida estuvo guiada por la inspiración. Ahora, una persona que dice ser profeta o que recibe mensajes y visiones proféticas debe ser juzgada por un estándar diferente que los cristianos individuales que intentan interpretar las Escrituras. Debemos ser justos y evaluar los reclamos que hace el reclamante a una oficina profética. Si una persona dice haber recibido visiones o una guía directa de Dios, o bien esta persona está inspirada o no lo está. No tenemos las áreas grises que parece que encontramos en otros oradores para Dios. Para un profeta que miente o está equivocado, induce a error a todo un pueblo. Dios no dice una verdad y un error a través del mismo mensajero, o no tendríamos forma de saber qué partes de los mensajes han sido entregados por Dios y cuáles provienen de las propias ideas del profeta. Creo que Dios ejerce un control muy estricto sobre el contenido que revela a Sus mensajeros. O todo lo que el mensajero habla es verdad, o el profeta está impulsado por Satanás o sus propias ideas.
En el caso de Elena G. de White, la última opción, sus propias ideas, queda descartada por los fenómenos físicos que no podrían haber sido autoinducidos. Por lo tanto, sus visiones tenían que venir de Dios o de Satanás. O bien sus visiones son genuinas o son una obra maestra de engaño, y deben ser rechazadas como provenientes de Satanás. Ninguna otra opción está abierta para quien reclama el don profético y ha experimentado los fenómenos físicos de Elena G. de White.
jueves, 9 de noviembre de 2017
JESÚS, EL SEGUNDO ADÁN
- “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos” (Rom. 5:18, 19 ( CB ) ). ¿Qué contraste se presenta aquí? ¿Qué esperanza se nos ofrece en Cristo?
Como seres humanos, de Adán no recibimos nada más que la sentencia de muerte. No obstante, Cristo intervino y recorrió el terreno donde Adán cayó, soportando todas las pruebas en nombre de los seres humanos. Él redimió el desgraciado fracaso de Adán y su caída y, por consiguiente, como nuestro Sustituto, nos puso en un lugar privilegiado delante de Dios. Por lo tanto, Jesús es el “segundo Adán”.
“El segundo Adán era un ser moral libre, responsable por su conducta. Rodeado por influencias intensamente sutiles y engañosas, estuvo en una condición mucho menos favorable que el primer Adán para vivir una vida sin pecado; sin embargo, en medio de los pecadores, resistió toda tentación a pecar y mantuvo su inocencia. Siempre estuvo sin pecado” (CBA 6:1.074).
“El segundo Adán era un ser moral libre, responsable por su conducta. Rodeado por influencias intensamente sutiles y engañosas, estuvo en una condición mucho menos favorable que el primer Adán para vivir una vida sin pecado; sin embargo, en medio de los pecadores, resistió toda tentación a pecar y mantuvo su inocencia. Siempre estuvo sin pecado” (CBA 6:1.074).
- ¿De qué manera se contrastan los actos de Adán y de Cristo en Romanos 5:15 al 19 ( CB ) ?
Considera estos conceptos opuestos: muerte, vida; desobediencia, obediencia; condenación, justificación; pecado, justicia. ¡Jesús vino y deshizo todo lo que Adán había hecho!
También es fascinante que la palabra don aparezca cinco veces en Romanos 5:15 al 17. ¡Cinco veces! La razón es sencilla: Pablo enfatiza que la justificación no se gana; llega como regalo. Es algo que no merecemos. Como con todo regalo, tenemos que extender la mano y aceptarlo; y en este caso, reclamamos este don por la fe.
También es fascinante que la palabra don aparezca cinco veces en Romanos 5:15 al 17. ¡Cinco veces! La razón es sencilla: Pablo enfatiza que la justificación no se gana; llega como regalo. Es algo que no merecemos. Como con todo regalo, tenemos que extender la mano y aceptarlo; y en este caso, reclamamos este don por la fe.
¿Cuál fue el mejor regalo que recibiste? ¿Qué lo hacía tan bueno, tan especial? ¿Por qué el hecho de que fuese un regalo, en vez de algo que obtuviste, hace que lo aprecies mucho más? Con todo, ¿cómo se podría comenzar a comparar este regalo con lo que tenemos en Jesús?
Reavivados por su Palabra: Hoy, Daniel 2 – Durante esta semana, PR cap. 50.
Viernes 10 de noviembre // Lección 6 Audio Diálogo Bíblico D. Bíblico Resumen
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee “Ayuda en la vida cotidiana”, El ministerio de curación, pp. 373-375; “Cristo, el centro del mensaje”, Mensajes selectos, t. 1, pp. 449-451; y “La tentación y la caída”, Patriarcas y profetas, pp. 34-47.
“Muchos están engañados acerca de la condición de su corazón. No comprenden que el corazón natural es engañoso más que todas las cosas, y desesperadamente impío. Se envuelven con su propia justicia y están satisfechos con alcanzar su propia norma humana de carácter” (MS 1:376).
“Hay gran necesidad de que Cristo sea predicado como la única esperanza y salvación. Cuando la doctrina de la justificación por la fe fue presentada [...] llego´ a muchos como el agua que recibe el viajero sediento. El pensamiento de que nos es imputada la justicia de Cristo, no debido a ningún mérito de nuestra parte, sino como una dádiva gratuita de Dios, pareció un pensamiento precioso” (ibíd., p. 422).
“El cual es figura del que había de venir (5:14). ¿En qué sentido es Adán figura de Cristo? Así como Adán se convirtió en causa de muerte para sus descendientes, aunque estos no comieron del árbol prohibido, así también Cristo se convirtió en un dispensador de justicia para los que son suyos, aunque estos no hayan obtenido ninguna justicia; porque mediante la Cruz, él ha conseguido ( justicia) para todos los hombres. La figura de la transgresión de Adán está en nosotros, porque morimos como si hubiésemos pecado como él. La figura de Cristo está en nosotros, porque vivimos como si hubiéramos cumplido toda justicia como él”.–M. Lutero, Commentary on Romans, pp. 96, 97.
“Muchos están engañados acerca de la condición de su corazón. No comprenden que el corazón natural es engañoso más que todas las cosas, y desesperadamente impío. Se envuelven con su propia justicia y están satisfechos con alcanzar su propia norma humana de carácter” (MS 1:376).
“Hay gran necesidad de que Cristo sea predicado como la única esperanza y salvación. Cuando la doctrina de la justificación por la fe fue presentada [...] llego´ a muchos como el agua que recibe el viajero sediento. El pensamiento de que nos es imputada la justicia de Cristo, no debido a ningún mérito de nuestra parte, sino como una dádiva gratuita de Dios, pareció un pensamiento precioso” (ibíd., p. 422).
“El cual es figura del que había de venir (5:14). ¿En qué sentido es Adán figura de Cristo? Así como Adán se convirtió en causa de muerte para sus descendientes, aunque estos no comieron del árbol prohibido, así también Cristo se convirtió en un dispensador de justicia para los que son suyos, aunque estos no hayan obtenido ninguna justicia; porque mediante la Cruz, él ha conseguido ( justicia) para todos los hombres. La figura de la transgresión de Adán está en nosotros, porque morimos como si hubiésemos pecado como él. La figura de Cristo está en nosotros, porque vivimos como si hubiéramos cumplido toda justicia como él”.–M. Lutero, Commentary on Romans, pp. 96, 97.
EL CONFLICTO TERMINÓ
HA TERMINADO LA LUCHA de los hijos de Dios, quienes han ganado la victoria con Cristo. Ellos visten vestiduras blancas como emblema de la justicia perfecta. Las palmas en sus manos simbolizan que han triunfado; y entonan el canto de alabanza, diciendo: "¡La salvación pertenece a nuestro Dios, que está sentado en el Trono, y al Cordero!" (Apoc. 7:10).
"Ángeles y serafines unen sus voces en adoración. AI ver los redimidos el poder y la malignidad de Satanás, han comprendido, como nunca antes, que ningún poder fuera del de Cristo habría podido hacerlos vencedores. Entre toda esa muchedumbre, m uno se atribuye a sí mismo la salvación, como si hubiese prevalecido con su propio poder y su bondad.
Nada se dice de lo que han hecho o sufrido, sino que el tema de cada canto, la nota dominante de cada antífona es: salvación a nuestro Dios y al Cordero" (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 723).
El conflicto terminó. Toda lucha y toda tribulación quedaron en el pasado: "Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno, porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos" (Apoc. 7:16, 17).
Los redimidos darán la bienvenida a quienes condujeron al Salvador; pero no se detendrán allí, sino que todos se unirán para alabar al que murió por nosotros con himnos de victoria que llenan el cielo. ¡Por fin en casa!, aquella que Cristo fue a preparar: "En la casa de mi Padre muchas moradas hay [...] voy, pues, a preparar lugar para vosotros" (Juan 14:2).
Será glorioso el encuentro con la gran multitud de redimidos de todos los tiempos en el mar de cristal. ¿Estamos listos para esa reunión?
¿O aún nos falta dejar algo, para encontrarnos con Cristo?
"Antes de emprender su misión, los discípulos fueron llamados al monte, con Jesús. Antes del poder y la gloria de Pentecostés, vino la noche de comunión con el Salvador, la reunión en un monte de Galilea, la escena de despedida en el monte de los Olivos, con la promesa de los ángeles, y los días de oración y de comunión en el aposento alto" (White, El ministerio de curación, p. 407).
Oremos para que cuando el fin llegue podamos ir a casa.
"Ángeles y serafines unen sus voces en adoración. AI ver los redimidos el poder y la malignidad de Satanás, han comprendido, como nunca antes, que ningún poder fuera del de Cristo habría podido hacerlos vencedores. Entre toda esa muchedumbre, m uno se atribuye a sí mismo la salvación, como si hubiese prevalecido con su propio poder y su bondad.
Nada se dice de lo que han hecho o sufrido, sino que el tema de cada canto, la nota dominante de cada antífona es: salvación a nuestro Dios y al Cordero" (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 723).
El conflicto terminó. Toda lucha y toda tribulación quedaron en el pasado: "Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno, porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos" (Apoc. 7:16, 17).
Los redimidos darán la bienvenida a quienes condujeron al Salvador; pero no se detendrán allí, sino que todos se unirán para alabar al que murió por nosotros con himnos de victoria que llenan el cielo. ¡Por fin en casa!, aquella que Cristo fue a preparar: "En la casa de mi Padre muchas moradas hay [...] voy, pues, a preparar lugar para vosotros" (Juan 14:2).
Será glorioso el encuentro con la gran multitud de redimidos de todos los tiempos en el mar de cristal. ¿Estamos listos para esa reunión?
¿O aún nos falta dejar algo, para encontrarnos con Cristo?
"Antes de emprender su misión, los discípulos fueron llamados al monte, con Jesús. Antes del poder y la gloria de Pentecostés, vino la noche de comunión con el Salvador, la reunión en un monte de Galilea, la escena de despedida en el monte de los Olivos, con la promesa de los ángeles, y los días de oración y de comunión en el aposento alto" (White, El ministerio de curación, p. 407).
Oremos para que cuando el fin llegue podamos ir a casa.
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