- “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.” (Gn 1:26).
Algunas personas piensan que el ser hecho a la imagen de Dios tiene que ver con la semejanza física, como si Dios tuviera un cuerpo de carne y sangre. Este no es el caso. Jesús, con referencia al Padre, nos dice que es Espíritu: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” (Jn 4:24). El espíritu humano o Espíritu divino, no tiene carne y huesos: “Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.” (Lc 24:39). Por lo tanto, no puede ser verdad que somos hechos a la imagen de Dios el Padre en el sentido de que Dios el Padre tiene un cuerpo de carne y huesos.
Entonces, ¿qué significa ser hecho a imagen de Dios? Significa que somos hechos en Su semejanza, que tenemos algunos de los mismos atributos que Dios tiene. Por ejemplo, Dios es racional: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” (Is 1:18). Dios puede amar (Jn 3:16). Dios puede odiar: “Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad.” (Sal 5:5). “Jehová prueba al justo; Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece.” (Sal 11:5). Debido a que estamos hechos a imagen de Dios, somos capaces de tener compasión, misericordia, gracia, comunión, amistad, etc. Sin embargo, nosotros no conocemos todas las cosas. Dios es eterno, nosotros no.
Por lo tanto, la imagen de Dios en nosotros significa que somos como Él en algunos de Sus atributos.
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