«Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.» Juan 16:33
La primera novela del escritor Miguel de Unamuno fue Paz en la guerra y habla de su infancia y juventud entre obuses y cascotes, entre enfrentamientos y muerte.
Es interesante observar que, aunque el título pareciera dar cierto protagonismo a la paz, no es así. La novela potencia el análisis de las cuestiones sociales que llevaron a los enfrentamientos, describe las matanzas y el desgarro de las familias. Propone un intenso énfasis en la guerra. ¿Por qué? Es muy sencillo, coincide con el momento de la pérdida de la fe de Unamuno. Sin fe no hay esperanza y sin esperanza es muy difícil hallar paz.
Si miras a tu alrededor observarás que muchas personas pretenden vivir de forma confortable. No quieren problemas y buscan, sobre todo, la comodidad. Pero esto no es posible porque nuestro mundo no carece de tribulaciones y no podemos ignorar esa realidad.
La paz que nos ofrece Jesús no es comodidad ni confort, es plenitud y certeza en los momentos de dificultad. No dejaremos de tener aflicciones en este mundo, no hasta que Cristo vuelva, pero sí que podemos tener paz. La confianza en Dios aporta una seguridad vital que no puede sustituirse con nada. Sí, hablamos de «paz en la guerra» y la protagonista de nuestra novela es, de verdad, la paz. Un tipo de paz que solo da Dios.
Nadie me lo tiene que explicar. He visto a un familiar, de veintiún años, afectado de leucemia decirme que no le importa la muerte porque sabe que él va a descansar y que tiene una esperanza. He visto a un padre, junto al cadáver de su hijo, esperar la resurrección y saber que lo verá en la Tierra Nueva. He visto un funeral donde los familiares, aunque con duelo, hablaban de las bromas de su recién fallecido padre y añoraban el momento en que sonreirían con él de nuevo. He visto a una madre cantar nanas a su bebé después de una inundación, y a niños jugando sobre escombros, y a ancianos luchando con sus achaques para dar un folleto de fe a un desconocido.
He visto la paz en la guerra y confío en Aquel que ha vencido al mundo.
Estoy seguro de que tú has visto tantas cosas como yo, quizá muchas más. Ambos sabemos que hay guerra, es indudable, pero te animo a que pruebes la paz. Confía en Jesús porque venció entonces y vence cada día. Es más, vence contigo, con tu resistir, con tu creer.
Cristo nos reconforta dándonos vida nueva a nuestra alma muerta en pecado
Un saludo
Eliseo Cuesta
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