Las 10 Bienaventuranzas
1 – Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
2 – Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
3 – Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
4 – Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
5 – Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán la misericordia.
6 – Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
7 – Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
8 – Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
9 – Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
10 – Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos.
¿Por qué Jesús pronunció las Bienaventuranzas?
El ser humano siempre ha estado en la búsqueda constante de la felicidad, y todo lo que hace gira en torno a ella, esta necesidad no ha cambiado a través del tiempo, ya que desde siempre, en el mundo, el tener más riquezas y un mayor poder, ha supuesto tener mayor bienestar.
En contraste a este concepto, nos encontramos que la felicidad según Dios es movida más bien por sentimientos internos que se experimentan y causan bienaventuranza en la persona.
Es por esta razón que Jesucristo pronuncia las bienaventuranzas, desde el Monte de las Bienaventuranzas, un lugar cerca del Mar de Galilea, ante sus discípulos y una gran cantidad de feligreses, con el único fin de corregir los pensamientos de lujuria y codicia, y enseñarles que las personas más felices no serán los más ricos y poderosos, sino los más humildes, misericordiosos y los que amen al prójimo.
Esto se le conoce como El Sermón del Monte, que constituye no sólo la prédica más famosa dada por cualquier persona, sino que contiene las principales disciplinas de la religión cristiana en las siguientes bienaventuranzas:
Las bienaventuranzas
La biblia recoge los preceptos de las bienaventuranzas en el capítulo 5 del evangelio de San Mateo, que es la propuesta que Jesucristo nos realiza para encontrar el camino a la felicidad.
¿Realmente podemos ser felices con las bienaventuranzas?
En la primera parte del Sermón del Monte, Jesucristo se dedica a bendecir y señalar quienes son bienaventurados, en la segunda parte indica a aquellos que son bienaventurados por sus acciones y por último que gracias reciben aquellos que son bienaventurados.
Al final de cuentas, no se trata de ser bueno para ser feliz, se trata de ser feliz para ser bueno, y esto se consigue cuando somos de corazón bondadoso, honestos, honrados, sufrimos el dolor del prójimo, reflejando en cada una de nuestras acciones el amor a Dios, que es el ingrediente principal para encontrar el camino a la felicidad.
Por ello las bienaventuranzas no reemplazan a los 10 Mandamientos, sino que los lleva a su plenitud, porque representan la voluntad de Dios para con nuestras vidas, y así conseguir el camino a la felicidad que es el camino al cielo.
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