Una de las grandes preguntas que nos debemos de hacer los cristianos es la de ¿Como podemos distinguir cuáles son los milagros falsos y cuáles los verdaderos?.Si tanto Dios como Sátanas pueden sanar, ¿a quien podemos adjudicar el sanamiento en casos específicos?.
Para tener la certeza de que Dios opera un milagro en nuestra
vida, es necesario que conozcamos su Palabra y la incorporemos a
nuestra vida a través de la obediencia. Debemos ser capaces de
aceptar en nuestra vida la manifestación de la voluntad de Dios, y no
la nuestra. Es posible que muchos de nosotros necesitemos comprender
que si bien ser sanado redundará, indudablemente, para beneficio de la gloria de Dios, quien sobrelleva la enfermedad con valor, con
dignidad, creyendo a pie juntillas en Dios, es también un testimonio
para la gloria de su nombre.
Recordemos siempre las palabras del Señor: "No todo el que
me dice: Señor, Señor entrará en el reino de los cielos, sino el que hace
la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en
aquél día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu
nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos
milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí, apartaos de mí,
hacedores de maldad" (Mat. 7:21-23).
Un fiel cristiano, dijo cierta vez: "Prefiero entregarme en las
manos del Señor, y si es necesario morir, que ser sanado por Satanás,
para que pueda vivir".
En conclusión
Los verdaderos dones de lenguas y de sanidad, existen. Son
reales. Pero están al servicio de la verdad. Porque, como vimos, el
Espíritu es dado a los que le obedecen. Si así no fuera, a menudo, nos
encontraríamos presos del engaño, y no tendríamos ninguna forma de
descubrir su naturaleza.
Pero Dios, en su amor y su misericordia por nosotros nos ha
dejado mecanismos incontrovertibles en los que podemos confiar,
pues el Creador nunca nos habrá de fallar.
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