El destino del Mundo

Dios creó nuestra historia y a ÉL nos debemos

jueves, 18 de febrero de 2016

LAS CIUDADES

                                               Las ciudades


 

Los constructores de la ciudad original

 

Al recibir la maldición de Dios, Caín se había retirado de la familia de sus padres. Había escogido primeramente el oficio de labrador, y luego fundó una ciudad, a la cual dio el nombre de su hijo mayor. Génesis 4:17. Se había retirado de la presencia del Señor, desechando la promesa del Edén restaurado, para buscar riquezas y placer en la tierra maldita por el pecado, y así se había destacado como caudillo de la gran multitud que adora al dios de este mundo.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 67 (1890){EUD92 112.1}

Durante algún tiempo, los descendientes de Noé continuaron habitando en las montañas donde el arca se había detenido. A medida que se multiplicaron, la apostasía no tardó en causar división entre ellos. Los que deseaban olvidar a su Creador y desechar las restricciones de su ley, tenían por constante molestia las enseñanzas y el ejemplo de sus piadosos compañeros; y después de un tiempo decidieron separarse de los que adoraban a Dios. Para lograr su fin, emigraron a la llanura de Sinar, que estaba a orillas del río Eufrates… {EUD92 112.2}

Decidieron construir allí una ciudad, y en ella una torre de tan estupenda altura que fuera la maravilla del mundo.Génesis 11:2-4.—Historia de los Patriarcas y Profetas, 111-112 (1890){EUD92 112.3}

 

Las ciudades son semilleros de vicio

 

La persecución de los placeres y las diversiones se centraliza en las ciudades. Muchos padres que se establecen en la ciudad con sus hijos, pensando darles mayores ventajas, se desilusionan, y demasiado tarde se arrepienten de su terrible error. Las ciudades de nuestros días se están volviendo rápidamente como Sodoma y Gomorra. Los muchos días feriados estimulan la holgazanería. Los deportes excitantes—el asistir a los teatros,* las carreras de caballos, los juegos de azar, el beber licores y las jaranas—estimulan todas las pasiones a una actividad intensa. La juventud es arrastrada por la corriente popular.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 35 (1900){EUD92 113.1}

Me ha sido mostrado que las ciudades se llenarán de confusión y crímenes; y que todas estas cosas aumentarán hasta el fin de la historia del mundo.—Joyas de los Testimonios 3:115 (1902){EUD92 113.2}

En el mundo entero, las ciudades se vuelven semilleros del vicio. Por doquiera se ve y oye el mal. En todas partes se encuentran incentivos a la sensualidad y a la disipación.—El Ministerio de Curación, 281 (1905){EUD92 113.3}








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