2 Crón.20:20
I. Introducción:
Al principio, antes que el pecado entrara en nuestro mundo, Dios hablaba cara a cara con
Adán y Eva (Gén.1:26-31), impartiéndoles sabiduría y comunicándoles su voluntad. Pero después
del pecado la comunicación directa no fue ya posible. La pareja habría sido destruida por la
presencia de Dios. Pero El prosiguió comunicándose en forma general con la familia humana. Entre
los medios empleados estaban la naturaleza, las relaciones interpersonales, las providencias y su
Espíritu Sin embargo, era menester una comunicación más directa y específica, especialmente
para ampliar la comprensión humana acerca del carácter de Dios y el plan de salvación. De allí que
el Señor escogió a personas consagradas, en cuyas mentes el Espíritu Santo pudo obrar de manera
especial para recibir la verdad y transmitirla a otros. Tanto en los tiempos del Antiguo como del
Nuevo Testamento el don de profecía fue otorgado a hombres y mujeres. Entre las mujeres
estuvieron Miriam, Débora, Hulda, Ana y las cuatro hijas de Felipe (Exo.15:20; Juec.4:4; 2
Rey.22:14; Luc.2:36; Hech.21:8,9).
I. Fueron hombres inspirados divinamente
Las Escrituras dicen: "Los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el
Espíritu Santo" (2 Ped.1:21). A veces estos "santos hombres", o profetas como generalmente se los
llamaba, daban el mensaje de Dios oralmente. Otras veces éstos eran escritos, reforzando así su
efecto y favoreciendo una mayor difusión. Por la Providencia Divina estos oráculos fueron
conservados como las Sagradas Escrituras, y a través de los siglos han sido el instrumento de Dios
para hablar a los corazones humanos y guiarlos a seguir su voluntad. En la medida en que los
hombres y mujeres han estudiado la Palabra, han reconocido su credencial divina y han aceptado
su testimonio. Y el mismo Espíritu que inspiró a los profetas bíblicos cuando escribían, actúa en los
corazones de los lectores para convencerlos de pecado y transformar sus vidas.
II. la función de las escrituras .73
Acerca del papel de las Escrituras el apóstol Pablo escribió a su joven amigo en la fe,
Timoteo: "Desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para
la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia" (1 Tim.3:15,16). Está claro en este
pasaje que la Biblia contiene toda la sabiduría y el consejo que los seres humanos necesitan para
encontrar el camino de la salvación y transitar por él. Las Escrituras ofrecen una revelación
infalible de la voluntad de Dios.
Pero la necesidad de que Dios se comunicara con la familia humana no finalizó cuando se terminó
de escribir el canon. En sus epístolas a las iglesias de Corinto y Efeso, el apóstol Pablo menciona a
los "profetas" como uno de los dones importantes del Espíritu. Los coloca casi al principio de su
lista, sólo después de los "apóstoles" (1 Cor.12:28; Efe.4:11). La creencia generalizada entre
algunos cristianos de que la obra de los profetas terminó en la época del Nuevo Testamento, no
tiene fundamento bíblico. A medida que se aproxima el fin de la historia humana y la gran
controversia entre Cristo y Satanás se intensifica, los ataques de éste en contra del pueblo de Dios
se hacen más enconados (Apoc.12:17), y sus engaños nos dejan cada vez más perplejos
(Mat.24:24). De allí que los dones del Espíritu, incluyendo el de profecía, sean imprescindibles.
III. el don de profecía en este tiempo.
La Biblia da a entender claramente que este don estará presente en la verdadera iglesia de
Dios en los últimos días. Juan el revelador declara que los miembros de la iglesia remanente
"guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo" (Apoc.12:17). El
"testimonio de Jesucristo" se define en Apocalipsis 19:10 como "el espíritu de la profecía".
En los comienzos de la existencia del gran Movimiento del Segundo Advenimiento, a
mediados del siglo pasado, el Señor otorgó este don a Elena G. Harmon (posteriormente de
White), una joven consagrada que vivía en Pórtland, Maine, EE. UU. Su ministerio continuó
durante aproximadamente setenta años, hasta su muerte que ocurrió en 1915. Bajo inspiración
escribió alrededor de 4.600 artículos para revistas de la iglesia, y cerca de 50 libros, incluyendo su
obra maestra, la serie del Conflicto de los Siglos, de cinco volúmenes, que rastrea la gran
controversia entre el bien y el mal desde el origen del pecado en el corazón de Lucifer hasta el
tiempo cuando la tierra sea purificada con fuego, al final del milenio.74
IV. ¿Qué lugar ocupan los escritos de Elena de White frente a la Biblia?
Los escritos de la Sra. De White no son un aditamento a la Biblia, ni han de ocupar su lugar.
"De acuerdo con la posición histórica protestante, los adventistas aceptan la Biblia y sólo la Biblia
como norma de fe y práctica para el cristiano y creen que es en su totalidad la Palabra de Dios
verdadera, confiable y autorizada, en lenguaje humano... Los adventistas reconocen que existió el
don profético -aparte del Canon Sagrado- antes, durante y desde la composición de la Biblia, pero
afirman que las Escrituras canónicas constituyen la norma por la cual todo mensaje profético ha
de ser probado. Creen que este don nunca ha sido retirado permanentemente, sino que se ha
manifestado de tanto en tanto a lo largo de la historia, y hoy pertenece a la iglesia. El canon de la
Escritura es el mensaje divino a todos los hombres en todos los tiempos; la revelación
extracanónica pertenece a quienes ha sido dirigida originalmente. Los adventistas del séptimo día
aceptan los escritos de Elena G. De White como el resultado de la obra del don profético, pero no
para tomar el lugar de la Biblia ni ser una añadidura de ésta" (Seventh-day Adventist Encyclopedia,
pág. 1413). Elena G. De White misma asumió esta postura. A lo largo de su vida exaltó la Palabra
de Dios como la revelación infalible de la voluntad del Padre y la regla del carácter (El Gran
Conflicto, "Introducción", pág.9). Repetidamente exhortó a la gente a estudiar la Palabra. Ella
escribió que "la Biblia y la Biblia sola" debe ser la "piedra de toque de todas las doctrinas y base de
todas las reformas... Antes de aceptar cualquier doctrina o precepto debemos cerciorarnos de si
los autoriza un categórico 'Así dice Jehová' " (ibíd., pág.653).
Cuando uno de los creyentes sugirió que sus escritos eran un aditamento a la Biblia, ella objetó
diciendo "él presenta el asunto bajo una luz falsa. Dios ha considerado conveniente atraer de esta
forma la mente de su pueblo a su Palabra, para darle un entendimiento más claro de ella"
(Testimonies, t.4, pág.246). Ella afirmó que sus testimonios "no han de dar nueva luz sino grabar
vivamente en los corazones las verdades inspiradas ya reveladas" (ibíd., t.2, pág.605).
Conclusión y llamado.
Hoy, como en el pasado, toda comunicación de Dios es preciosa: "No apaguéis al Espíritu.
No menospreciéis las profecías" (1 Tes.5:19,20). "Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros"
(2 Crón.20:20) ¿cuántos agradecen a Dios por haber entregado a la iglesia el Dios de profecía para
este último tiempo? AMEN.