El destino del Mundo

Dios creó nuestra historia y a ÉL nos debemos

miércoles, 11 de enero de 2017

Sustento paro el alma

«Este es mi consuelo en la aflicción: que tu palabra me ha vivificado». Salmo 119: 50, BA

LA VIDA DE CRISTO, que da vida al mundo, está en su palabra. Fue por su palabra como Jesús sanó la enfermedad y expulsó demonios; por su palabra calmó la tempestad y resucitó los muertos; y la gente dio testimonio de que su palabra tenía autoridad. Él hablaba la palabra de Dios, como había hablado por medio de todos los profetas y los maestros del Antiguo Testamento. Toda la Biblia es una manifestación de Cristo, y el Salvador deseaba fijar la fe de sus seguidores en la Palabra. Cuando su presencia visible se hubiese retirado, la Palabra sería fuente de poder para ellos. Como su Maestro, habían de vivir «con toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mat. 4:4).

Así como nuestra vida física se sostiene por el alimento que ingerimos, nuestra vida espiritual se sostiene por la palabra de Dios. Y cada alma ha de recibir vida de la Palabra de Dios para sí. Como debemos comer por nosotros mismos a fin de recibir alimento, así hemos de recibir la Palabra por nosotros mismos. No hemos de obtenerla simplemente por medio de otras personas. Debemos estudiar cuidadosamente la Biblia, pidiendo a Dios la ayuda del Espíritu Santo a fin de comprender su Palabra. […] A medida que la fe recibe y se asimila así los principios de la verdad, vienen a ser parte del ser y la fuerza de la vida. La Palabra de Dios, recibida en el alma, moldea los pensamientos y entra en el desarrollo del carácter.

Mirando constantemente a Jesús con el ojo de la fe, recibimos fortaleza. Dios concederá las revelaciones más preciosas a sus hijos hambrientos y sedientos. Descubriremos que Cristo es un Salvador personal. A medida que nos alimentemos de su Palabra, hallaremos que es espíritu y vida. La Palabra destruye la naturaleza carnal e imparte nueva vida en Cristo Jesús. El Espíritu Santo viene al alma como Consolador. Por el poder transformador de su gracia, la imagen de Dios se reproduce en nosotros; llegamos a ser nuevas criaturas. El amor reemplaza al odio y el corazón recibe la semejanza divina. Esto es lo que quiere decir vivir de «toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mat. 4: 4). Esto es comer «el Pan que descendió del cielo» (Juan 6: 41).

Cristo presentó una verdad sagrada y eterna acerca de la relación entre él y sus seguidores. Él conocía el carácter de los que aseveraban ser sus discípulos, y sus palabras probaron su fe. Declaró que habían de creer y obrar según su enseñanza. Todos los que le recibían debían participar de su naturaleza y ser conformados según su carácter. Esto entrañaba renunciar a sus ambiciones más caras. Requería la completa entrega de sí mismos a Jesús. Eran llamados a ser abnegados, mansos y humildes de corazón. Debían andar en la senda estrecha recorrida por el Hombre del Calvario, si querían participar en el don de la vida y la gloria del cielo











El poder de la Palabra

«Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos; y todo el ejército de ellos, por el aliento de su boca». Salmo 33: 6

EN LA PALABRA DE DIOS está el poder creador que trajo el universo a la existencia.

Esta palabra imparte poder; crea vida. Cada orden es una promesa; aceptada por la voluntad, recibida en el alma, trae consigo la vida del Ser infinito. Transforma la naturaleza y vuelve a crear el alma a imagen de Dios.

De igual modo se sostiene la vida así impartida. El ser humano vivirá de «toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mat. 4: 4).

La mente, el alma, se nutre con lo que le sirvamos de alimento, y a nosotros nos toca decidir con qué nos alimentaremos. Todos tenemos la oportunidad de decidir en qué ocuparemos nuestra mente y cuáles pensamientos moldearán nuestro carácter. Dios dice de cada ser humano privilegiado con el acceso a las Escrituras: «Le escribí las grandezas de mi ley». «Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces» (Ose. 8: 12; Jer. 33: 3). […]

La Palabra de Dios, como el carácter de su Autor, presenta misterios que nunca podrán ser plenamente comprendidos por los seres finitos. Pero Dios ha dado en las Escrituras suficiente evidencia de su autoridad divina. Hay abundantes testimonios de la existencia de Dios, su carácter y la veracidad de su Palabra; estos testimonios apelan a nuestra razón e intelecto. Es cierto, él no ha eliminado la posibilidad de dudar; la fe debe apoyarse en la evidencia, no en la demostración; los que desean dudar tienen oportunidad de hacerlo, pero los que desean conocer la verdad tienen suficiente terreno para ejercer la fe.

El hecho de que no comprendamos todos los misterios divinos no justifica que dudemos de la Palabra de Dios. Fijémonos en la naturaleza, ella constantemente nos presenta maravillas que escapan a nuestra comprensión. ¿Nos ha de sorprender, entonces, encontrar también en el mundo espiritual misterios que no podamos sondear? La dificultad reside solamente en la estrechez y la debilidad de la mente humana.







lunes, 9 de enero de 2017

CRISTO VIENE PRONTO

                          UN GRAN REAVIVAMIENTO RELIGIOSO

En todos los tiempos la verdad y el error han estado en constante antagonismo. Lo falso y lo verdadero a veces tienen un parecido tan grande que hasta los especialistas en lo verdadero tienen dificultad en distinguirlos. Pero otras veces son tan diferentes como el día y la noche. En el tiempo del fin habrá dos reavivamientos religiosos en plena acción. Uno verdadero y otro falso. El reavivamiento verdadero: Antes que los juicios de Dios caigan finalmente sobre la tierra, habrá entre el pueblo del Señor un reavivamiento de la piedad primitiva, cual no se ha visto nunca desde los tiempos apostólicos. El Espíritu y el poder de Dios serán derramados sobre sus hijos. Entonces muchos se separarán de esas iglesias en las cuales el amor de este mundo ha suplantado al amor de Dios y de su Palabra. Muchos, tanto ministros como laicos, aceptarán gustosamente esas grandes verdades que Dios ha hecho proclamar en este tiempo, a fin de preparar un pueblo para la Segunda Venida de Cristo".  Un reavivamiento religioso falso: El enemigo de las almas desea impedir esta obra, y antes que llegue el tiempo para que se produzca tal movimiento, tratará de evitarlo introduciendo una falsa imitación. Hará aparecer como que la bendición especial de Dios es derramada sobre las iglesias que pueda colocar bajo su poder seductor; allí se manifestará lo que se considerará como un gran interés por lo religioso. Multitudes se alegrarán de que Dios esté obrando maravillosamente en su favor, cuando en realidad, la obra provendrá de otro espíritu. Bajo un disfraz religioso, Satanás tratará de extender su influencia sobre el mundo cristiano"

.Ley dominical y huida de las ciudades 

 Así como el sitio de Jerusalén por los ejércitos romanos fue la señal para que huyesen los cristianos de Judea, así la asunción de poder por parte de nuestra nación (los Estados Unidos), con el decreto que imponga el día de descanso papal, será para nosotros una amonestación. Entonces será tiempo de abandonar las grandes ciudades, y prepararnos para abandonar las menores en busca de hogares retraídos en lugares apartados entre las montañas".Cuando el decreto promulgado por los diversos príncipes y dignatarios de la cristiandad contra los que observan los mandamientos, suspenda la protección y las garantías del gobierno y los abandone a los que tratan de aniquilarlos, el pueblo de Dios huirá de las ciudades, y de los pueblos y se unirá en grupos para vivir en los lugares más desiertos y solitarios"

                     APOCALIPSIS Y EL FIN DEL MUNDO 

Satanás falsificará la venida de Cristo

 "En este tiempo, el Anticristo aparecerá como el verdadero Cristo, y entonces la ley de Dios será totalmente invalidada en las naciones de nuestro mundo". "Se nos advierte que en los últimos días, él (Satanás) trabajará con señales y milagros mentirosos. Y continuará realizando estas maravillas hasta el fin del tiempo de gracia, de tal manera que pueda presentarlas como una evidencia de que él es un ángel de luz y no de las tinieblas".

El pueblo de Dios habrá cumplido Su obra

"Cuando termine el mensaje del tercer ángel, la misericordia divina no intercederá más por los habitantes culpables de la tierra. El pueblo de Dios habrá cumplido su obra; habrá recibido la lluvia tardía, el refrigerio de la presencia del Señor, y estará preparado para la hora de prueba que le espera. Los ángeles se apuran, van y vienen de acá para allá en el cielo. Un ángel que regresa de la tierra anuncia que su obra está terminada; el mundo ha sido sometido a la prueba final, y todos los que han resultado fieles a los preceptos divinos, han recibido 'el sello del Dios vivo'. Entonces Jesús dejará de interceder en el santuario celestial. Levantará sus manos, y con gran voz dirá: 'Hecho es', y todas las huestes de los ángeles depositarán sus coronas mientras él anuncia en tono solemne: '¡Sí, el que es injusto, sea injusto aún; y el que es sucio, sea sucio aún; y el que es justo, sea justo aún; y el que es santo, sea aún santo!' (Apoc. 22: 11, V.M.). Cada caso ha sido fallado para vida o para muerte. "Cristo ha hecho propiciación por su pueblo y borrado sus pecados. El número de sus súbditos está completo; 'el reino y el señorío y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo van a ser dados a los herederos de la salvación y Jesús va a reinar como Rey de reyes y Señor de señores".













Ebenezer: Lugar de derrotas… y victorias (parte 2)


“Tomó luego Samuel una piedra, la colocó entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Ebenezer, porque dijo: “Hasta aquí nos ayudó Jehová'” (1 Sam. 7:12).

 

“EBENEZER” significa “piedra de ayuda”. En ese lugar, donde Israel anteriormente tuvo dos derrotas por no haber consultado a Dios y no hacer una preparación espiritual para recibir su presencia, obtuvo una gran victoria. ¿Cuál fue el secreto de esta victoria? El profeta Samuel exhortó al pueblo a volverse de todo corazón a Dios.

El pueblo se despojó de todos los dioses falsos. Se reunieron para adorar en Mizpa, y Samuel oró por ellos. Ayunaron aquel día allí, y reconocieron haber pecado contra Dios. Una vez que confesaron sus pecados, Dios los perdonó, fortaleció su fe y les dio poder. Los filisteos subieron contra ellos, y esta vez sí clamaron en busca de la ayuda divina.

Existe una gran diferencia entre estar lejos de Dios y cerca de él. Cuando estamos lejos, nos invaden las derrotas, los sentimientos amargos y las decepciones. Pero cuando nos acercamos y le abrimos nuestro corazón, entonces sobrevienen las victorias, la seguridad, la esperanza y un futuro glorioso.

El relato bíblico declara que Samuel, junto con el pueblo, sacrificó holocaustos a Dios, para solicitar la ayuda divina. Fue así que Dios escuchó su clamor. Mientras aún oraban, los filisteos los atacaron, y el Señor hizo tronar los cielos con gran estruendo, para atemorizarlos. Aquella vez resultaron triunfantes.

Aun en el mismo terreno donde hemos sido derrotados por el enemigo más de una vez, Dios puede damos grandes victorias. En realidad, las victorias son suyas, porque él pelea en nuestro lugar. Lo único que tenemos que hacer es consagramos a Dios y clamar por su ayuda. Entonces Dios interviene, se pone en nuestro lugar, hace suyas nuestras batallas y vence por nosotros.

Lo que Dios quiere ver en nosotros es una religión del corazón, una conversión genuina. Elena de White menciona: “Individualmente debemos humillar nuestras almas ante Dios, y apartar nuestros ídolos. Cuando hayamos hecho todo lo que podamos, el Señor nos manifestará su salvación” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 578).

Hoy, humillémonos y confesemos nuestros pecados. Imploremos la ayuda divina

 

 

 

 

 

 



El Espíritu Santo en la creación


EL ESPÍRITU SANTO EN LA CREACIÓN 
La primera obra importante de Dios sobre el planeta fue su creación. La Biblia claramente menciona a Dios (Gén. 1:1) y a Jesucristo (Col. 1:16, 17) como los creadores del cielo y de la Tierra, y de todo lo que, de hecho, fue creado. 
Lee Génesis 1:2; Job 26:13 y 33:4; y Salmo 33:6 y 104:29 y 30. ¿Cuál fue el papel del Espíritu Santo en la Creación? ¿De qué manera se relaciona el Espíritu de Dios con la creación de la vida? 
Génesis 1:2 menciona la presencia del Espíritu de Dios en la Creación. Job 26:13 y 33:4, y Salmo 104:29 y 30, y 33:6 apoyan el rol activo del Espíritu Santo en la creación sobrenatural de la Tierra. Mientras la Biblia claramente menciona a Dios el Padre y a su Hijo divino, Jesucristo, como activos en la creación del mundo (ver Isa. 64:8; Col. 1:16, 17), el Espíritu Santo también estuvo presente, aunque de un modo más sutil. 
No aparece como el actor principal en el relato de la Creación. Más bien, se está “moviendo” sobre el abismo y, por medio de su movimiento, está presente en el génesis de la vida sobre esta Tierra. La palabra hebrea para “se movía sobre” (merahepeth) la faz de la Tierra, que se usa en Génesis 1:2, es la misma palabra utilizada en Deuteronomio 32:11, donde Dios es comparado con un águila que “revolotea” sobre su nido de polluelos. El Espíritu Santo está íntimamente involucrado en la creación de la vida sobre esta Tierra y cuida de los recién creados seres vivos como un águila cuida de sus polluelos. Salmo 104:30 sugiere que el acto de la Creación fue posible solamente por medio de la obra del Espíritu Santo y que este jugó un papel activo durante ese proceso. 
El Espíritu Santo no solamente estuvo presente en la creación de este mundo; también está activo en el proceso de nuestra recreación, en el que nos da un nuevo corazón y una nueva mente. ¿De qué modo se relacionan estas dos actividades? ¿Qué nos dice el sábado acerca de esta obra de creación y recreación?








sábado, 7 de enero de 2017

Ebenezer: Lugar de derrotas......y victorias.....(parte 1)

Domingo 8 de enero 2017 | Devoción Matutina para Adultos 2017 | 


“Al escuchar los filisteos las voces de júbilo dijeron: ‘¿Qué gritos de júbilo son estos en el campamento de los hebreos?’. Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento” |1 Sam, 4:6).

EL PROFETA ELÍ era un anciano de 98 años, y Samuel era muy joven, recién llamado al ministerio. En ese tiempo, salió Israel a cruzar en la batalla a los filisteos, y acampó junto a Ebenezer, mientras que los filisteos acamparon en Afee. En aquella primera lucha, Israel fue vencido por sus oponentes, quienes hirieron en el campo de batalla como a cuatro mil hombres.

Luego, pensaron que habían necesitado en su medio de la presencia del arca del pacto, en que Dios se manifestaba a su pueblo. Así que, llevaron el arca al campo de batalla, para que los ayudara a vencer a los filisteos. El arca llegó al campamento y despertó una gran alegría entre el pueblo. Cuando los filisteos oyeron la algarabía, se preguntaron por la razón de tanto júbilo. Cuando supieron que el arca de Dios había sido traída, tuvieron miedo por la presencia de Dios. Por segunda vez, Israel volvió a la batalla, y esta vez perdió a unos treinta mil hombres.

¿En qué radicó el problema? Israel, acostumbrado a vencer y a obtener la bendición del Cielo, olvidó consultar a Dios y pedir su ayuda. No aprendió la lección la primera vez. Llevaron el arca al campamento para que la presencia de Dios atemorizara a los filisteos, y así obtener la victoria. Pero fueron nuevamente derrotados.

Esto nos enseña que la presencia de Dios puede estar entre nosotros, en medio de su pueblo, pero mientras no esté en el corazón, viviendo en nuestro interior, seremos vencidos por el enemigo. No basta con que Dios se haga presente, sino también debe vivir en nuestro interior, obrando constantemente en nuestra mente y nuestro corazón.

El pueblo de Israel no fue capaz de preparar su vida para que, cuando Dios se manifestara en el arca, ellos fueran bendecidos, fortalecidos espiritualmente y llenos del poder de lo Alto. Cuando Dios toma nuestra causa y nuestra carga sobre él, la victoria está asegurada. Hay paz en el corazón, y la presencia de Dios está dentro y fuera de nosotros. Adentro, para transformar nuestra vida a su semejanza, y afuera, para protegernos del enemigo.

Hoy, consultemos a Dios en todas nuestras actividades, y pidamos que se haga presente en nuestro interior.








¿Qué significa que la Biblia es inspirada?



Respuesta: 
Cuando la gente dice que la Biblia fue inspirada, se están refiriendo al hecho de que Dios influenció divinamente a los autores humanos de las Escrituras de tal manera que lo que ellos escribieron fue la misma Palabra de Dios. En el contexto de las Escrituras, la palabra inspiración significa sencillamente “exhalada por Dios.” La inspiración nos comunica el hecho de que la Biblia es realmente la Palabra de Dios, y hace que la Biblia sea única entre todos los demás libros.

Mientras que hay diferentes opiniones acerca de hasta qué punto la Biblia es inspirada, no cabe duda que la Biblia por sí misma clama que cada palabra, en cada parte de la Biblia, fue inspirada por Dios. (1 Corintios 2:12,132 Timoteo 3:16,17) Esta visión de las Escrituras es frecuentemente conocida como inspiración “verbal plenaria”, lo que significa que la inspiración se extiende a cada una de las palabras (inspiración verbal), no sólo a los conceptos o ideas; y que la inspiración se extiende a todas las partes de la Escritura y a todos los temas tratados en la Escritura (inspiración plenaria). Hay algunas personas que creen que sólo partes de la Biblia son inspiradas, que sólo los pensamientos o conceptos que tratan sobre la religión son inspirados. Pero estas opiniones sobre la inspiración se quedan anuladas ante lo que la Biblia demuestra por sí misma. Toda la inspiración verbal plenaria es una característica esencial de la Palabra de Dios.

Lo extenso de su inspiración puede verse claramente en 2 Timoteo 3:16-17 - “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” Estos versos nos dicen que Dios inspiró toda la Escritura y que es provechosa para nosotros. No solamente está inspirada en las partes de la Biblia que tratan de las doctrinas religiosas, sino en cada una de sus partes desde Génesis hasta Apocalipsis es la Palabra de Dios misma. Puesto que están inspiradas por Dios, las Escrituras tienen por lo tanto, la autoridad cuando se trata del establecimiento de la doctrina, y son suficientes para enseñar al hombre cómo guardar una correcta relación con Dios, “instruidos en justicia”. La Biblia declara que no sólo está inspirada por Dios, sino que también tiene la habilidad de cambiarnos y prepararnos “enteramente”, al ser equipados para toda buena obra.

Otro verso que trata con la inspiración de las Escrituras, es 2 Pedro 1:21. Este verso nos dice, “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. Este texto nos ayuda a comprender, que aunque el hombre escribió las Escrituras, las palabras que ellos escribieron fueron las mismas palabras de Dios. Aún cuando Dios utilizó a hombres con sus distintivas personalidades y estilos de escritura, Dios inspiró divinamente cada palabra que ellos escribieron. Jesús mismo confirmó la inspiración verbal plenaria de las Escrituras cuando Él dijo, “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.” (Mateo 5:17-18) En estos versos, Jesús reforzó la veracidad de las Escrituras hasta su más pequeño detalle y el más minúsculo signo de puntuación – porque es la Palabra misma de Dios.

Y porque las Escrituras son la inspirada Palabra de Dios, podemos concluir que también son inerrantes y con autoridad. Una correcta visión de Dios nos llevará a una correcta visión de Su Palabra. Porque Dios es todopoderoso, omnisciente, y completamente perfecto, Su Palabra tendrá, por su misma naturaleza, las mismas características. Los mismos textos que establecieron la inspiración de las Escrituras, también establecen que son tanto inerrables como acreditadas en su autoridad. Sin duda, la Biblia es lo que dice ser – la innegable y autorizada Palabra de Dios para la humanidad.