El destino del Mundo

Dios creó nuestra historia y a ÉL nos debemos

domingo, 20 de octubre de 2019

Dones del Espíritu



No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales.

1 Corintios 12:1.

Antes de dejar a sus discípulos, Cristo “sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu
Antes de dejar a sus discípulos, Cristo “sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu
Santo” (Juan 20:22). Otra vez dijo: “He aquí, yo enviaré la promesa de mi
Padre sobre vosotros” (Luc. 24:49). Sin embargo, este don no fue recibido en
su plenitud hasta después de la ascensión. No fue recibido el derramamiento
del Espíritu hasta que, mediante la fe y la oración, los discípulos se rindieron
plenamente a su infl uencia...
“Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres”
(Efe. 4:8)... Los dones ya son nuestros en Cristo, pero su posesión real depende
de nuestra recepción del Espíritu de Dios.
Los talentos que Cristo confía a su iglesia representan especialmente las
bendiciones y los dones impartidos por el Espíritu Santo... No se imparten
todos los dones a cada creyente, pero se promete algún don del Espíritu a cada
siervo del Maestro, según la necesidad que cada uno tenga para la obra del
Señor.
En todos los arreglos de Dios, no hay nada más hermoso que su plan de dar
una diversidad de dones a hombres y mujeres... Muchos apenas han recibido
una capacitación religiosa e intelectual limitada, pero Dios tiene una tarea para
ellos si trabajan con humildad y confían en él...
Se imparten dones diferentes a personas diferentes, para que los obreros
sientan necesidad unos de otros. Dios concede estos dones, y son empleados en
su servicio, no para glorifi car al poseedor, no para elevar a los seres humanos,
sino para exaltar al Redentor del mundo...
Puede parecer a algunos que el contraste entre sus dones y los dones de un
colega es tan grande que no les permite unirse en un esfuerzo armonioso. Pero
al recordar que han de alcanzarse mentes variadas, y que algunos rechazarán la
verdad presentada por un obrero, pero abrirán su corazón a la misma verdad
cuando es presentada de otra manera por otro, ojalá se dispongan a trabajar

unidos. Que todos sus talentos, por diversos que sean, puedan estar bajo el con-
trol del mismo Espíritu. En cada palabra y acción se revelará bondad y amor; y

según los obreros ocupan fi elmente sus lugares señalados, la oración de Cristo
por la unidad de sus seguidores será contestada, y el mundo sabrá que estos son
sus discípulos

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