El destino del Mundo

Dios creó nuestra historia y a ÉL nos debemos

viernes, 4 de octubre de 2019

ALERTA EN NUESTRAS IGLESIAS SOBRE LA INFLUENCIA DEL MAL

Dios ha bendecido a sus hijos que guardan sus mandamientos, y toda la oposición y las mentiras que hayan de arrostrar no harán sino fortalecer a los que defienden con firmeza la fe una vez dada a los santos. Pero si los que profesan ser depositarios de la ley de Dios vienen a ser transgresores de esa ley, el Señor les retirará su cuidado protector, y muchos caerán por la perversidad y la licencia. Entonces nos veremos de veras incapacitados para subsistir delante de nuestros enemigos. Pero si los suyos permanecen separados y distintos del mundo, como linaje que hace justicia, Dios será su defensa, y no habrá armas forjadas contra ellos que prosperen. {2JT 243.1}
En vista de los peligros de este tiempo, y como pueblo que guarda los mandamientos de Dios, ¿no habremos de apartar de nosotros todo pecado, toda iniquidad, toda perversidad? ¿No habrán de vigilarse estrictamente a sí mismas las mujeres que profesan la verdad, a fin de no estimular la menor familiaridad injustificable? Pueden cerrar muchas puertas de tentación si observan en toda ocasión una reserva estricta y una conducta apropiada. Hallen los hombres un ejemplo en la vida de José, y manténganse firmes por los buenos principios, por intensamente tentados que se vean. Debemos ser hombres y mujeres fuertes por lo recto. Hay en derredor nuestro quienes son débiles en fuerza moral. Necesitan estar en compañía de los que son firmes, y cuyo corazón está íntimamente ligado al corazón de Cristo. Los principios de cada uno serán probados. Hay quienes se exponen a la tentación como un insensato a la corrección de la vara. Invitan al enemigo a tentarlos. Se enervan, son debilitados en poder moral, y el resultado es vergüenza y confusión. {2JT 243.2}
La iglesia y el mundo
¡Cuán despreciables son a la vista de un Dios santo los que profesan vindicar su ley, y sin embargo violan sus preceptos! Traen oprobio a la preciosa causa y dan a los oponentes de la verdad ocasión de triunfar. Nunca debiera obliterarse la marca de distinción entre los que siguen a Jesús y los que siguen a Satanás. Hay una línea clara trazada por Dios mismo entre el mundo y la iglesia, entre los que observan los mandamientos y los que los violan. No se fusionan, son tan diferentes como el mediodía de la medianoche: diferentes en sus gustos, sus propósitos, su carácter. Si cultivamos el amor a Dios y el temor de Jehová, rechazaremos la menor aproximación a la impureza. {2JT 244.1}
El Señor atraiga las almas a sí mismo y les imparta individualmente un sentido de su responsabilidad de formar un carácter tal que Cristo no se avergüence de llamarlos hermanos. Elevad la norma, y la bendición celestial será pronunciada sobre vosotros en aquel día en que cada uno recibirá según las acciones hechas en el cuerpo. Los que trabajan para Dios deben vivir como a su vista, y estar constantemente desarrollándose en carácter, en verdadera virtud y piedad. Su mente y corazón deben estar tan cabalmente dominados por el Espíritu de Cristo, y tan embargados por la solemnidad del mensaje sagrado que tienen que llevar, que todo pensamiento, acción y motivo estarán muy por encima de lo terrenal y sensual. Su felicidad no consistirá en las complacencias prohibidas y egoístas, sino en Jesús y su amor. {2JT 244.2}
Mi oración es: “¡Oh Señor, unge los ojos de tu pueblo, para que discierna entre el pecado y la santidad, entre la contaminación y la justicia, y salga al fin vencedor!” {2JT 244.3}
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En la batalla con las corrupciones interiores y las tentaciones exteriores, aun el sabio y poderoso Salomón fué vencido. No es conducta segura permitirse la menor desviación de la integridad más estricta. “Apartaos de toda apariencia de mal.” 1 Tesalonicenses 5:22">1 Tesalonicenses 5:22 (VBC). Cuando una mujer relata sus dificultades de familia, o se queja de su esposo a otro hombre, viola sus votos matrimoniales; deshonra a su esposo y quebranta la muralla erigida para preservar la santidad de la relación matrimonial; abre de par en par la puerta e invita a Satanás a entrar con sus tentaciones insidiosas. Esto es precisamente cómo Satanás quiere que sea. Si una mujer acude a un hermano cristiano a relatarle sus desgracias, sus desilusiones y sus pruebas, él debe siempre aconsejarle que, si ha de confiar sus dificultades a alguien, elija hermanas como sus confidentes, y entonces no habrá apariencia de mal que pueda hacer sufrir oprobio a la causa de Dios.* {2JT 245.1}






 

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