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lunes, 8 de junio de 2020

Morir a Cristo

Una vida espiritual floreciente solo es posible si dependemos constantemente de Cristo. Él usó la ilustración de la vid para enseñarnos cómo lograr esto. “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos”, dijo Jesús (Juan 15:5). El Antiguo Testamento describe a Israel como una viña que el Señor había plantado (Isa. 5:1-7; Sal. 80:8, 9; Jer. 2:21); pero Jesús se presenta a sí mismo como “la vid verdadera” (Juan 15:1) e insta a sus seguidores a estar unidos a él, como las ramas están unidas a la vid.
¿Qué nos enseñan estos textos acerca de permanecer continuamente en Cristo? Juan 15:4-10.
Una rama que ha sido recientemente separada de la vid puede parecer viva por un tiempo pero, sin duda, se marchitará y morirá porque ha sido separada de la fuente de vida. De la misma manera, solo podemos recibir vida a través de nuestra conexión con Cristo. Sin embargo, para que sea efectiva, esta unión debe mantenerse en todo momento. Es esencial dedicar tiempo a leer la Biblia y a orar en la mañana pero, además, nuestra comunión con el Señor tiene que continuar a lo largo de todo el día. Permanecer en Cristo significa buscarlo constantemente, pedirle que nos guíe, orar por su poder para obedecer su voluntad, rogarle que su amor nos llene.
Una de las trampas más engañosas del enemigo es hacernos pensar que podemos vivir la vida cristiana independientemente del Señor. No obstante, “separados de mí nada podéis hacer” (vers. 5): sin él no podemos resistir ni una tentación, vencer ni un solo pecado, ni desarrollar un carácter a su semejanza. La nueva vida espiritual solo puede crecer mediante una comunión ininterrumpida con Cristo.
Somos alimentados y fortalecidos al leer la Palabra y meditar en ella. “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”, dijo Jesús (Juan 6:63). Esas palabras, atesoradas en nuestro corazón y nuestra mente, inspirarán nuestras oraciones para mantenernos en contacto con el Señor. Aunque es fácil que “los afanes de este siglo” nos distraigan (Mar. 4:19), debemos hacer un esfuerzo concentrado para permanecer en Jesús.
¿Cuáles son los mayores obstáculos que te impiden permanecer constantemente unido a Cristo? ¿Qué pasos puedes dar a fin de superarlos o eliminarlos?

Un saludo
Eliseo Cuesta

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